Por Manuel Burga
El Museo de la Memoria, que acaba de iniciar su recorrido, ha despertado posiciones encontradas entre los que quieren recordar para lamentar, para hacer un duelo que nos una, condenando el terrorismo, los accesos de la represión, y los que solamente quieren hablar de la apoteosis de la victoria militar. Un día como hoy, de Navidad, siempre es propicio para reencontrarnos, con generosidad y cariño, con nuestro país, con nosotros mismos. Por eso quisiera ensayar esta reflexión para explicar que es bueno recordar para no cometer los mismos errores, como una aspiración muy humana, propia de gente inteligente. Nadie podría discutir razonablemente su utilidad. ¿Cuántos siglos la gente ha tenido que cultivar la memoria para saber quiénes somos?
También es cierto que hay que saber recordar para vivir mejor en el presente. Lo sabemos muy bien los peruanos. El Inca Garcilaso, ilustre cronista mestizo del barroco español, consciente o inconscientemente, idealizó a los incas, al Tahuantinsuyo, su orden político y social y así contribuyó a construir un saludable orgullo nacional de ser descendientes de esos indígenas colonizados, derrotados, pero poseedores de una gran historia. Ese discurso fraterno, nostálgico, quizá es lo que permitió la perdurabilidad de lo propio, lo andino, en lo que nos hace diferentes de otras naciones.
A veces es muy útil reinterpretar lo sucedido para crear una memoria que exprese un punto de vista más congruente con lo que un grupo social tiene como proyecto colectivo. Los pueblos de nuestras provincias andinas, desde mediados del siglo XVII, en el apogeo de la intolerancia barroca, supieron representar, a manera de duelo, junto a los ritos de sus fiestas patronales, la captura y muerte de Atahualpa, eliminando la ejecución del inca, reemplazando este final trágico por un abrazo ficticio entre “indios y españoles”. No sé cuántas veces, como etnógrafo novato, en los años 80, caminé y caminé, atendiendo las indicaciones de los lugareños, para encontrar un lugar donde sí “mataban al inca”, pero sin suerte alguna, ya que la historia estaba reinterpretada para sus fines contemporáneos, de ser diferentes, pero andar juntos.
No nos sorprende que ahora algunos políticos, como el ministro Rafael Rey, un político barroco, cuestionen al Museo de la Memoria porque podría aludir –y con razón– a los excesos de militares irresponsables y abusivos. Un 65% de la opinión pública consultada está contra los militaristas como Rey, porque indudablemente existe una inteligencia nacional, interesada en desagraviar prioritariamente a los que inocentemente murieron en este cruento conflicto, sean mujeres u hombres, civiles o militares, niños o adultos, criollos, mestizos o indígenas.
Saber recordar y saber olvidar es algo muy serio para dejarlo en manos de los políticos, decía Ernest Renán en ese magistral discurso pronunciado el 11 de marzo de 1882, en La Sorbona, que nos ha llegado con el título de “Qu’est-ce qu’une Nation?”, Renán nos advierte que una nación debe saber recordar, si quiere existir. Pero, ¿qué debemos recordar? ¿Las grandes victorias, las grandes conquistas? Él señala lo que considera importante, “...el haber hecho juntos grandes cosas en el pasado y querer hacerlas en el futuro”, “...los duelos valen más que los triunfos... haber sufrido juntos. Sí, el sufrimiento en común une más que la alegría”.
Esto lo sabemos muy bien los peruanos, por eso recordamos la Conquista, una Independencia a medias, guerras perdidas, riquezas dilapidadas y muchas elecciones equivocadas. Con tantos infortunios, para no repetirlos, no solamente deberíamos tener un Museo de la Memoria, sino seriamente pensar en tener un Ministerio de la Historia. Suscribamos las razones de Mario Vargas Llosa y la lucidez y convicción de Salomón Lerner Febres.
Fuente: La República/24/12/2009
ESTOY DE ACUERDO CON LA POSICION DEL MINISTRO RAFAEL REY. EL ORIGEN DE ESTA MUSEO ES EL INFORME DE LA CVR, QUE EQUIPARO A LAS FFAA CON LOS ASESINOS DE SENDERO Y DEL MRTA, LOS INTEGRANTES DE ESTA COMISION EN UN 90% TUVIERON VINCULOS CERCANOS CON EL TERRORISMO DE SENDERO LUMINOSO COMO CARLOS TAPIA E IVAN DEGREGORI QUE PIDIEON LA LIBERTAD DE ABIMAEL GUZMAN CUANDO ESTE PUSO UNA BOMBA EN UN PUENTE EN AYACUCHO Y SE DESEMPEÑABA COMO PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD SAN CRISTIOBAL DE HUAMANGA LOGRANDO SACAR UN COMUNICADO DE DICHA UNIVERSIDAD PIDIENDO LA LIBERTAD DE ABIMAEL, ESTE INFORME DE LA CVR ARROJA QUE FUE MUY CARA Y LARGA, CON DEMASIADO PERSONAL Y EL NUMERO DE MUERTOS ES POCO CONFIABLE. SI DICHO INFORME ES LA BASE DEL MUSEO EL MUSEO SE CAE, PQ SOLO SERA HUARIDA DE COMUNISTAS CAVIARES QUE SOLO HABLAN DE POBREZA PARA LLENARSE LOS BOLSILLOS Y DESPUES COBRAN Y COMEN COMO RICOS.
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