viernes, 5 de febrero de 2010

Manoseo inadmisible


Por Augusto Álvarez Rodrich
Huelga policial de febrero de 1975
foto de la huelga policial de 1975


En el 35 aniversario del mayor paro policial en el Perú.
Ayer surgió el run run de la huelga policial que, como suele ocurrir, no se concretará –a diferencia del 5 de febrero de 1975, el día del trágico paro policial–, pero los políticos harían mal en no reconocer que dicho rumor es una expresión de impaciencia legítima por la postergación antigua de la mejora remunerativa en las fuerzas armadas y policiales, así como por el peloteo humillante alrededor de un bono extraordinario que no va a ninguna parte.
El sentimiento de molestia recorre todos los niveles a través de varios organismos. El vicealmirante Francisco Vainstein, presidente de la Alianza por la Reivindicación de las Fuerzas Armadas y Policiales, expresó ayer la irritación en el sector por la observación de la bonificación que aprobó el Congreso.
A su vez, el Frente Nacional de Lucha Militar Policial advirtió, a través de su presidente, Enrique Llanos, de una huelga u otra medida de fuerza que “no sería levantamiento ni insurgencia pero sí dejar de asistir a trabajar para que el gobierno entienda que no somos ciudadanos de quinta categoría”. Medidas radicales también las anuncia Óscar Huaynate, presidente de la Asociación de Discapacitados de las Fuerzas Armadas.
La incomodidad se origina, sin duda, por el antiguo atraso en las remuneraciones a todo nivel, pero se acrecienta por la sensación de peloteo que deben haber experimentado en estas semanas en las fuerzas armadas y policiales por las marchas y contramarchas en la búsqueda de una compensación.
La ley del bono especial aprobada en el Congreso no es el mejor mecanismo por varias razones que van desde la inconstitucionalidad, el que no sea parte de un esquema que premie el esfuerzo dentro de una reforma integral, o que sea bien coordinado con el manejo de la hacienda pública.
Pero iniciativas como esa, promovidas por varios congresistas como Lourdes Alcorta, sí han tenido la virtud de poner el tema en la agenda y ahora es evidente que el gobierno no puede seguir escabulléndose irresponsablemente del problema.
Algo debiera concretarse en el corto plazo, pero la mejora remunerativa de fondo debe ser parte de una reforma profunda que este gobierno aún no ha tenido capacidad de llevar a la práctica. Esto es consecuencia de falta de claridad conceptual y de voluntad política, así como por la dificultad para focalizar la agenda del Ministerio de Defensa en los asuntos propios del sector en lugar de estarse diluyendo alrededor de una variedad de temas que van desde la píldora del día siguiente hasta veleidades políticas de diversa índole que distraen mucho lo que debiera ser la concentración medular de dicho despacho.
Fuente: La República Vie, 05/02/2010 - 05:00

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