Pancho Fierro. La vida de la Lima del 1800, mestiza, revoltosa, sandunguera y piadosa —aunque no tanto—, no tendría patente sin la pluma de Ricardo Palma y el pincel de Pancho Fierro. Dos personajes inmortales que están unidos por sus raíces afroperuanas
Por: Maruja Muñoz Ochoa
El temprano despertar político de Ricardo Palma, su piel clara y sus polémicas periodísticas con José Antonio de Lavalle, Manuel González Prada y Juan de Arona —quien llamó “tamalerito” al tradicionalista aludiendo a su afroascendencia— contribuyeron quizá para que no pasara desapercibido. No ocurrió lo mismo con Pancho Fierro. Del acuarelista se habla muy poco, pese a que su obra es imprescindible para rememorar la ciudad pre y posrepublicana. Fue justamente don Ricardo Palma (1833-1919) el más notable coleccionista de la obra de Fierro.
El don del pincel
No se sabe a ciencia cierta la fecha exacta del nacimiento de Francisco Fierro (1808 o 1809), pero sí que nació libre y que falleció el 28 de julio de 1879, en el hospital Dos de Mayo, afectado de pulmonía. Fueron sus padres don Nicolás Fierro y doña Carmen Palas, de condición honesta y modesta. Desde joven, Pancho mostró habilidad para el dibujo y la pintura, sin maestros ni guía. Talento que le sirvió para ganarse el sustento pintando letreros, carteles de toros, moldeando rústicas figuras para los nacimientos y confeccionando escudos heráldicos a los que eran tan aficionados los jactanciosos criollos limeños.
¿El ignorado?
Cecilia Bákula, actual directora del Instituto Nacional de Cultura (INC), cuando dirigía el Museo del Banco Central de Reserva escribió que un personaje apellidado La Rosa Toro “encargaba al mulato la realización de acuarelas para guardar un vivo recuerdo de los trajes, instituciones, oficios, usos y costumbres de la época. Esa misma colección fue la que llegó después a manos de don Ricardo Palma, quien, curiosamente, no le dedicó una sola línea a la obra de Pancho Fierro, y más bien la ignoró, ya que no se encuentra un comentario sobre esta en su extensa producción literaria y costumbrista. Sin embargo, Palma se permitió colocar leyendas alusivas a los temas y personajes en las acuarelas que elaboró Pancho Fierro”.
Es posible que el tradicionalista pensara organizar algún tributo a Pancho Fierro, pues se sabe que Palma sentía admiración por el artista, al punto de apodarlo “El Goya peruano”.
Pintura e ideología
“Hay sin duda ciertas ideas claras en Pancho Fierro: se ve su liberalismo en el modo de dibujar curas y monjas, su sentido igualitario en la manera indiscriminada con que se burla de los personajes más altos; su respeto por las mujeres y su cariño por los niños; su cordial actitud para con los mendigos, su afición popular por todo lo que constituye la unidad espiritual del pueblo”, escribió Teodoro Núñez Ureta (1912-1988) pintor arequipeño, autodidacta como Fierro.
Vida plasmada
Las acuarelas de Pancho Fierro, son como imágenes cinematográficas en las que los actores representan al íntegro de la sociedad limeña, en movimiento.
Vemos al escribano atendiendo a una tapada, al soldado en marcha y la rabona portando sus bártulos, a una pareja bailando marinera en la fiesta de Amancaes, una celebración patriótica con banderas y todo.
También podemos ver a un comerciante atendiendo a sus clientes en la pulpería, al hacendado y la hermana de la caridad, una riña callejera, a un chalán negro sobre caballo blanco, al jefe de montoneros, al bandolero y al gallero a punto de dar inicio a la pelea.
Además, al torero en pleno pase cambiado, a la procesión con sus respectivas vivanderas, anticucheras y picaroneras; a la vendedora de velas, a sacerdotes, a jurisconsultos, a monjitas, beatas, militares y pregoneros. Y al pajarero, al frutero, a la mixturera, al tamalero.
Nadie escapó al pincel de Pancho Fierro —ni siquiera los vagos y los locos—. Si una imagen vale por mil palabras, las del formidable acuarelista afroperuano tienen el sabor y el aroma de la vida.
Padre de un héroe
Pancho Fierro llegó a pintar alrededor de 1.200 escenas de la vida cotidiana de la Lima de su época. Las famosas tapadas están presentes en muchas de sus acuarelas, con variedad en el vestido y bellos colores. Casado con Gervasia Cornejo, el artista tuvo dos hijas, Carmen y Manonga, y un hijo que, peleando al lado de Francisco Bolognesi, murió en combate.
El incopiable
Es sabido que Fierro pintó algunos lienzos y óleos, y que no acostumbraba firmar sus obras. Sus trazos, sin embargo, son tan característicos que pese a que muchos pretendieron copiarlo, nunca lo lograron.
Por el mundo
Cuando nuestro retratista plasmaba en cartulina su particular comedia humana, el pintor francés y americanista Léonce Marie Angrand (1808-1885) se desempeñaba como vicecónsul de Francia en el Perú (1834 a 1839). No hay datos de que se conocieran, pero es muy probable, pues Angrand llevó a París 49 acuarelas del afroperuano, hoy en la Biblioteca Nacional de Francia.
El naturalista y etnógrafo ruso-germano Leopoldo von Schrenck (1826-1894) recorrió la costa peruana en 1854 y compró 78 acuarelas, ahora parte del Archivo de la Academia de Ciencias de San Petersburgo, Rusia.
115 obras de Pancho Fierro fueron adquiridas por el arqueólogo y filántropo Archer Huntington (1870-1955) que se encuentran en la Sociedad Hispánica de Nueva York, que él fundara.
La Biblioteca del Congreso en Washington D.C., recibió una serie de reproducciones cuyos originales pertenecieron al industrial William Wheelwright.
Hay noticias de la existencia de colecciones privadas en Chile y Brasil.
En Lima, las obras del inmortal acuarelista se encuentran en la pinacoteca de la Municipalidad Metropolitana de Lima, el Museo de Arte, el Banco de Crédito del Perú y en el museo del Banco Central de Reserva.
HOMENAJE Y MUESTRA
Cuándo: 9 de abril al 9 de mayo,2010
Dónde: Museo Nacional Afroperuano: Casa de las Trece Monedas, Jr. Ancash 542, Lima
Muestra: “Vida y obra de Francisco Fierro Palas”. Es una mirada a los personajes que transitaron por las calles limeñas en las postrimerías de la colonia y principios de la era republicana.
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