sábado, 22 de mayo de 2010

El poder mediático y las elecciones


por Alberto Adrianzén M.*
El jueves ocho de abril el diario El Comercio publicó un editorial titulado “Contra peligrosas iniciativas”. Un día después Sinesio López abordó  el tema de los medios y su relación con la democracia. El sábado 24 Otra Mirada hizo público un suplemento bajo el título: “No hay democracia sin pluralismo en los medios”. Con estas y otras publicaciones se ha dado inicio a una polémica necesaria respecto al papel de los medios de comunicación en una sociedad democrática.
Sin embargo cabe hacer algunas puntualizaciones: es distinto hablar sobre el rol de los medios en una sociedad democrática o en las sociedades modernas que sobre el papel que juegan los medios audiovisuales (radio y televisión) en las campañas electorales. Este artículo aborda el segundo tema, pese a que reconozca que el primer tema es de vital importancia, sobre todo hoy día cuando se habla de que hemos pasado de una democracia electoral donde los partidos representantes de determinados sectores sociales (o clases) eran fundamentales a lo que ahora se llama una democracia de audiencias en la cual la opinión pública, los partidos a-ideológicos (también se les puede llamar atrápalo todo), el marketing político y los medios de comunicación son las nuevas realidades de la política. Incluso, podríamos decir que en una sociedad mediatizada, como la nuestra, el llamado marketing político es la forma de hacer  política. Ello muestra un hecho que aquí solo anotamos pero que nos parece importante: no se puede hacer política al margen de los procesos electorales, siendo concientes que la política vaya más allá de los mismos. Por eso la importancia de vincular los medios de comunicación y los procesos electorales.   
El otro tema que es igualmente importante señalar es que no es cierto que las propuestas actuales sobre el rol de los medios, incluso aquellas que apuntan a una reforma integral,  estén interesadas, como dice el decano de la prensa nacional, en “atentar contra la autonomía y libertad de prensa de los medios de comunicación, principalmente los televisivos”  y menos que ello responda a una política mediática “que tiene un tufillo típicamente autoritario y chavista”.
Por ello la pregunta, en este contexto, es muy simple: qué estamos debatiendo. Y la respuesta es igualmente simple: la posibilidad de modificar tanto la ley orgánica de elecciones como la de partidos, para adoptar algunas de las propuestas que hoy existen en la legislación electoral mexicana, o chilena o brasileña (ninguno de estos países puede ser acusado de chavista) o en la europea.
Y si bien hoy el Jurado Nacional de Elecciones determina que para las elecciones generales se puede contratar un espacio máximo de cinco minutos al día para hacer propaganda electoral, pensamos que ello es insuficiente. En ese sentido nuestra propuesta consiste en prohibir la propaganda de partidos y de candidatos en medios audiovisuales privados durante el proceso electoral, para así darle más peso a la  franja electoral como principal soporte de la competencia democrática, como ocurre en los países mencionados.
En esta medida no están ni pueden estar contemplados los medios escritos, por una sencilla razón: estos medios no emplean un recurso público (el espectro electromagnético) como sí sucede con los medios audiovisuales. En ese sentido la legislación que existe en esos países, y que muchos quisiéramos para el Perú, apunta a lograr un proceso electoral más equitativo entre todos los participantes, impidiendo que sea el dinero el que defina la cantidad de propaganda y por quién se debe votar1.
En realidad, esta propuesta apunta  a dar una mayor protección a la democracia ya que busca limitar la influencia de los lobbies, de los grandes grupos económicos y hasta del narcotráfico, en la elección de los candidatos. Dicho en otras palabras, evitar que los partidos y/o candidatos elegidos terminen como “representantes” de sus donantes y no de sus electores, y, también, impedir que sean los sectores con dinero los que impongan a sus candidatos. Todo lo contrario a lo que hoy sucede en EEUU luego de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia en enero de este año que da carta blanca a las grandes corporaciones en los procesos electorales y que el propio presidente Obama ha calificado como un golpe a la democracia2.
Este cambio de legislación también busca limitar el poder de los medios audiovisuales en los procesos electorales que  muchas veces resulta decisivo. Todos sabemos que algunos medios, no todos obviamente, tienen candidatos preferidos, los cuales son “ayudados” ya sea “regalándoles” publicidad o estableciendo con ellos relaciones preferenciales y distintas respecto a los otros candidatos. Ello introduce una inequidad en el proceso electoral ya que no todos los candidatos tienen  beneficios similares y, en ese sentido, los que compiten no son iguales. Finalmente, una legislación de ese tipo evitaría situaciones grotescas como las que se vivieron en el fujimorismo cuando los medios audiovisuales (léase canales de televisión) adictos a la dictadura se negaron  a pasar propaganda electoral de la oposición argumentando, curiosamente, que lo hacían en nombre de la libertad de prensa.
Estas modificaciones se pueden complementar con otros cambios necesarios y que, con seguridad, no solo mejorarían la transparencia en el proceso electoral sino que también darían una mayor equidad a los que compiten:
      a) Regular la propaganda estatal. Nos referimos no sólo a la que realiza el gobierno nacional sino también los gobiernos regionales, los municipios y cualquier organismo público. Un ejemplo de cómo se abusa de este tipo de propaganda es la que realiza el municipio provincial de Lima. El nombre del alcalde, Luis Castañeda Lossio, probable (por no decir seguro) candidato a la presidencia de la República,  lo encontramos en casi todos los carteles de publicidad del municipio que anuncian una obra o la reparación de una calle o un puente. Cabe preguntarse si es legal que los llamados Hospitales de la Solidaridad, también de la Municipalidad de Lima, lleven el mismo nombre que el partido del alcalde de Lima: Solidaridad Nacional. Algo similar se puede decir de la propaganda del gobierno. Me pregunto si esta propaganda así como la de las municipalidades y de los gobiernos regionales,  será retirada cuando se dé inicio al proceso electoral subnacional y luego nacional. Tengo la sospecha que no.
      b) El fortalecimiento de la democracia interna de los partidos y una mayor presencia (obligatoria) de la ONPE en la elección de los candidatos.
      c) Mayor transparencia y control respecto a las donaciones que reciben tanto los partidos como los candidatos en los procesos electorales.
      d) El cumplimiento de la Ley de Partidos en lo que respecta al financiamiento publico de los partidos.
Con seguridad se pueden añadir otros cambios pero, creemos, que estos son los más importantes. Por eso creo que aquellos medios que se oponen a  ellos se equivocan en sus argumentos o simplemente no han entendido la propuesta. La otra posibilidad es que estemos frente a una defensa no de la democracia sino más bien de las ganancias de la empresa y de su poder político. Y eso, sinceramente, nada tiene que ver con la libertad de expresión y menos con la democracia.  
EPÍLOGO
El hecho sucedió en una reunión de la  Mesa de Diálogo de la OEA con los dueños de los medios de comunicación en el año 2000. Recuerdo que Salomón Lerner Ghitis y quien escribe este articulo le dijimos a Ernesto Schutz Landázuri,  -otrora dueño del canal cinco y hoy prófugo de la justicia por vender la línea editorial y periodística al gobierno de Fujimori y Montesinos a cambio de varios millones de dólares3 - que como en la última elección presidencial (me refiero a la del 2000) su canal no había aceptado pasar propaganda electoral de la oposición, uno podía sospechar que no tenía problemas económicos y que, por lo tanto, en el próximo procesos electoral (en el 2001) el canal cinco podría dejar de cobrar la franja electoral y hasta, incluso, pasar gratis la propaganda electoral de los partidos.
Cuando escuchó esta propuesta Schutz se paró indignado y en tono amenazante nos dijo que si insistíamos con esta idea, él se retiraba de la reunión. En este contexto recibimos el apoyo de los partidos. Sin embargo, al día siguiente los mismos que nos habían apoyado en esta propuesta, decidieron no insistir en ella. Como hoy sabemos, Ernesto Schutz cobró por la franja electoral en las elecciones presidenciales del 2001. Ello, me parece, un buen ejemplo del poder de los medios y, más concretamente, de los dueños de los medios convertidos en verdaderos poderes fácticos, pero también de la debilidad y dependencia de los partidos hacia estos mismos medios. 
Por eso, si queremos tener elecciones más o menos limpias y más o menos equitativas, donde el “poderoso caballero don dinero”, como le gustaba decir a Alan García en la década de los ochenta, no mande sobre la voluntad popular, reformar el papel de los medios es una necesidad imperiosa.  
1  Por ejemplo, la legislación electoral ecuatoriana que se encuentra en el llamado Código de la Democracia, aprobado el año pasado, sí contempla los medios de comunicación escritos.
2  A raíz de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia en EEUU una empresa en el Estado de Maryland ha intentado postular al Congreso de ese país. Al respecto leer: Adrianzén, Alberto: “Cuando el destino nos alcance”. La República 27/03/10.
3  Actualmente la administración del canal cinco está en manos de Ernesto Schutz Freundt, hijo de Ernesto Schutz  Landázuri.. Luego de la caída de Fujimori, Panamericana Televisión  (o canal cinco) pasó a manos de Genaro Delgado Parker.  

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