martes, 26 de enero de 2010

CIERTAS APRECIACIONES SOBRE EL IDEAL INDIVIDUALISTA O COLECTIVISTA EN LA SOCIEDAD

Para nosotros es necesario comprender que el hombre es en esencia lo que hace, mucho más que lo que piensa, dice o dicen de él; pero no debemos olvidar que lo que el hombre hace como ser social, ser inmerso dentro de una formación socioeconómica determinada, está vinculado a necesidades, ideales e intereses que son reflejo de la base económica en la superestructura de la sociedad particular en la que se forma dicho ser humano. Por ello es que no debemos hablar de ser humano en abstracto, sino debemos entenderlo dentro de toda una dinámica social, dentro de sus vínculos en las relaciones de producción, de esa manera es que se orienta la conducta humana.
Estos ideales, intereses y necesidades están supeditados al modo de producción de la sociedad, al igual que en la sociedad esclavista; el sujeto, ya sea esclavo o esclavista, tendrá una estructura mental propia de esa sociedad, propia de esa formación socioeconómica; lo propio pasará en los sujetos de la sociedad feudal o en la capitalista. ¿Eso quiere decir que como marxistas volvemos a caer en el mecanicismo de “supeditar dogmáticamente” todo a la base como nos achacan los intelectuales pequeño-burgueses? Sabemos que no, nosotros aceptamos y defendemos las leyes de la historia, y nos reafirmamos en que la ley del papel determinante del modo de producción en el desarrollo de la sociedad nos alumbra en todas las ciencias sociales, y es la ley principal del materialismo histórico, eso no niega que los maoístas de hoy tengamos una dura tarea que cumplir en la lucha contra el mecanicismo y el dogmato-empirismo ¿Acaso planteamos que todos los obreros, por su lado, o todos los imperialistas, por el suyo, piensan igual? Jamás hemos planteado ello, pero aceptamos que, como conjunto, ambos grupos manejan esencias similares, sin que ello niegue sus particularidades. Erich Fromm, en su libro Psicoanálisis de la sociedad contemporánea, dice al respecto de la salud mental, del modo producción determinante, y del carácter social de la sociedad actual:
¨La salud mental no puede estudiarse con algún sentido como una cualidad abstracta de una persona abstracta. Si queremos estudiar ahora el estado de la salud mental en el hombre occidental contemporáneo, y si hemos de investigar qué factores de ese tipo de vida contribuyen al desequilibrio mental y qué otros conducen al equilibrio, tenemos que estudiar la influencia de las condiciones específicas de nuestro modo de producción y de nuestra organización social y política sobre la naturaleza humana, tenemos que llegar a formarnos una idea de la personalidad del hombre medio que vive y trabaja en esas condiciones. Sólo si podemos llegar a formarnos esa idea del carácter social, por dudosa e incompleta que sea, tendremos una base para juzgar la salud mental y el equilibrio del hombre moderno.
¿Qué se entiende por carácter social? Me refiero, con ese concepto, al núcleo de la estructura de carácter compartido por la mayoría de los individuos de la misma cultura, a diferencia del carácter individual, que es diferente en cada uno de los individuos pertenecientes a la misma cultura”. Y posteriormente agrega:
“El método de producción, a su vez, determina las relaciones sociales existentes en una sociedad dada. Determina el modo y las prácticas de la vida. No obstante, las ideas religiosas, políticas y filosóficas no son meramente proyecciones secundarias. Como están enraizadas en el carácter social, ellas a su vez determinan, sistematizan y estabilizan el carácter social.
Me permitiré repetir que, al decir que la estructura socio-económica de la sociedad moldea el carácter del hombre, hablamos sólo de uno de los polos de la interconexión existente entre la organización social y el hombre. El otro polo que hay que tener en cuenta es la naturaleza humana, que a su vez moldea las condiciones sociales en que vive. Sólo entenderemos el proceso social si partimos del conocimiento de la realidad del hombre, de sus propiedades psíquicas tanto como fisiológicas, y si estudiamos la interacción entre la naturaleza del hombre y, la naturaleza de las condiciones externas en que vive y que ha de dominar si quiere sobrevivir”. En un párrafo anterior dice:
¨En otras palabras, la función del carácter social consiste en moldear y canalizar la energía humana dentro de una sociedad determinada a fin de que pueda seguir funcionando aquella sociedad.¨ En nuestra actual sociedad impera la idea del logro económico como principal fuente esencial para encontrar la dicha y la felicidad. (Releer a Fromm en ¿Tener o ser?).
La sociedad actual, desde la era del ¨gobierno¨ de la plusvalía capitalista, como bien decía Marx, ha desgarrado sin piedad las ligaduras feudales que ataban al hombre a sus “superiores naturales” para no dejar otro vínculo que el frío interés, el cruel “pago al contado”; ha ahogado el entusiasmo caballeresco, el éxtasis del fervor religioso y el sentimentalismo, en las aguas heladas del cálculo egoísta; ha sustituido las numerosas libertades, por la única y desalmada libertad de comercio (de compra-venta), ha desatado unas relaciones humanas abiertamente utilitarias, descaradas, y brutales.
Pero contra esta realidad, científicos de la talla de L.E. Morgan dicen: “Los intereses de la sociedad son absolutamente superiores a los intereses individuales, y unos y otros deben concentrarse en una relación justa y armónica. La simple caza de riqueza no es el destino final de la humanidad.” Y sabemos que ello se logrará en el comunismo, pero, ¿hoy qué impera? La fuerza principal y eje central de gran parte de nuestra realidad es el logro económico equiparado a 'felicidad', hecho consabido por todos, verdad tácita, implícita y sobreentendida, que algunos niegan con gran hipocresía, o que otros sinvergüenzas nos lo enrostran en la cara con el “bisnes son bisnes”, este ideal es el que genera toda una estructura de pensamiento y toda una red de relaciones sociales, intelectuales, familiares y afectivas.
Y esta verdad, que ya era muy cierta desde hace mucho, lo es hoy más que nunca. Con la restauración del capitalismo en el socialismo y la caída de la URSS, ya nadie podía plantear que el bienestar común era su móvil, que debía haber bienes comunes, que había cosas que no se podía privatizar; que ciertas relaciones (políticas, sociales, económicas y hasta afectivas) eran amorales; “ya todo ese pensamiento fracasó” decían. Fukuyama gritó a los cuatro vientos “¡Fin de la Historia!”, aunque a los pocos años tuviera que retractarse. Terminaron de caer los velos que encubrían nuestras relaciones sociales y afectivas, cayeron los bellos tules, cayó y calló la poesía, las grandes ideas con que los grandes literatos y artistas habían alumbrado nuestro camino y afloró el cruel 'pago al contado' con más fuerza que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, quedó pues cerrada la puerta a los ideales sociales, a los que velan por el conjunto, campeó un pragmatismo hedonista, mercantil, sinvergüenza a ultranza, que con una mano clamaba calidad total, eficiencia, eficacia, reingeniería, asertividad, resiliencia, y con la otra generaba una vil explotación, y depredaba el ecosistema, llevando al planeta al borde del abismo, pisoteando los derechos humanos y luchaba por privatizar hasta el aire.
¿Cómo suele ser el líder que las clases dominantes imponen en nuestra sociedad? En palabras de Fromm diríamos que el psicópata. Federico Engels, en su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, dice: “La codicia vulgar ha sido la fuerza motriz de la civilización desde sus primeros días hasta hoy; su único objetivo, su objetivo determinante, es la riqueza, otra vez la riqueza y siempre la riqueza, pero no de la sociedad, sino de tal o cual miserable individuo.”
“Los ideales de una sociedad dicen mucho de ella, estos ideales se materializan en sus hombres- fuerza, sus hombres-idea” (Leontiev), en ellos se plasmará las inclinaciones de un determinado conjunto humano. Por eso nos reafirmamos en plantear que los nuevos líderes que impone la sociedad, los psicópatas en altos mandos en empresas e industrias, son producto natural de la descomposición de este sistema imperante.
Leontiev nos habla sobre los ideales y su función social: “La existencia de un determinado ideal presta claridad y uniformidad a la orientación de la conducta, y muchas de las conductas y actividades del hombre van encaminadas a lograr alcanzar el ideal, la meta que los hará ser felices”.
Para los antiguos griegos uno de sus ideales era el ser como Ulises, para los hombres del medioevo podría ser el convertirse en grandes caballeros, para el hombre del Renacimiento la meta era tener las virtudes del científico, así según el contexto histórico social; y ojo que con ello no queremos decir que Grecia producía Ulises por millares, pero que sí producía seres humanos que lo tenían como patrón a seguir, como modelo de conducta.
“Lo que el hombre desea -su ideal- es también ilustrativo para lo que es. Es la materialización preventiva de lo que puede llegar a ser….Los ideales se forman bajo el influjo social especialmente acusado e inmediato. Los ideales se determinan considerándose por la ideología y por la filosofía o concepto del mundo. Toda época histórica posee sus ideales.” (Rubinstein)
El ideal que impone la sociedad imperialista es el del psicópata, ese es hoy el líder del mundo, un ser que es indiferente a las necesidades, aspiraciones, intereses del colectivo humano. De todo lo anteriormente expuesto se observa como conclusión que el nuevo líder del mundo es un ser que miente para beneficiarse, para lucrar, sin sentir la más mínima culpa o remordimiento. Y aquí no es nuestra intención hacer una crítica sentimentaloide o pequeño burguesa al líder actual, pero sí es necesario que vayamos especificando análisis en todos los campos del saber humano. Lamentablemente son muy pocos los tratados psicológicos que pueden analizar estos nuevos problemas sociales de forma científica.
Como preludio a los próximos trabajos, y a guisa de pre-manifiesto de esta sección planteamos lo siguiente:
Se impone la necesidad de estudiar el problema del individuo, y aflora que la contradicción principal en la psicología es narcisividad vs. colectividad. Debemos analizar a más profundidad el narcicismo dentro de este sistema, y también verlo dentro del socialismo, es decir, el hecho de poner al individuo en acción en la sociedad, verlo como fuerza activa que moldea el proceso social, específicamente para ver el problema del narcicismo en la historia, lo cual nos hace recurrir a tres fuentes teóricas en las cuales basarnos para una comprensión cabal:
A. Las contribuciones del materialismo histórico en lo concerniente a la relación entre individuo y sociedad, en lo referido a estructura y formas de conciencia social: el papel de las masas y del individuo en la historia, la relación dinámica entre lo social y lo individual.
B. Las contribuciones de la psicología soviética en el papel que juegan las necesidades , los intereses y los ideales como orientación activa de la personalidad, teniendo como referencia siempre la practica socio-histórica.
C. Los aportes de la orientación cultural del psnálisis que abordan el problema de la relación entre las motivaciones psicológicas inconscientes del individuo y la sociedad, tomando como base las contribuciones de Eric Fromm, Herbert Marcuse, Wilhelm Reich, entre otros, en aspectos como: el carácter y el proceso social, estructura económica y relación con estructura psíquica, entre otros.
Es por ello que abordamos estos campos para contribuir a manejar de la mejor manera el papel de la ideología en perspectiva, teniendo muy en cuenta el factor psicológico en la historia, y así enrumbarnos mejor en los años venideros.
FUENTE: REVISTA "VÓRTICE" No 19

Bibliografía:

-Erich Fromm.Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Fondo de Cultura Económica. México. 1955.
- Erich Fromm ¿Tener o ser? Fondo de Cultura Económica. México. 1978.
- F. Engels El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Editorial Progreso. Moscú. 1975.

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