Huayucachi se ubica siete kilómetros al sur de la ciudad de Huancayo. Allí la festividad del Taita Niño de Huayucachi motiva un singular combate que dura segundos entre dos grupos: los Chinchilpos y Gamonales.
Un día como hoy
En la mañana del último domingo de enero, los Chinchilpos y los Gamonales acuden al concejo distrital para pagar su “derecho a tirar zumba” (zumba, de zumbar el látigo). Como es costumbre, después de misa se realiza la procesión del Taita Niño. Chinchilpos y Gamonales cargan el anda (los primeros el lado derecho y los otros, el izquierdo).
Trajes similares
Los contrincantes van vestidos muy parecido: un casco de caballería semejante al utilizado por los Húsares de Junín, una máscara negra, chalina, chompa gruesa de lana con mangas largas, un pantalón de montar, botas altas con pasadores, guantes de cuero y un capote azul oscuro. Solo varía el color de sus cascos: los Chinchilpos los llevan de color rojo y azul los Gamonales.
Los llamados Negros Mayores portan una matraca y una huarquilla (especie de vaso de cuero de toro, utilizado para invitar aguardiente, cerveza y chicha).
A latigazo limpio
Con cierta solemnidad, las autoridades de Huayucachi ingresan a la plaza. El gobernador porta las dos zumbas (látigos), bajo su custodia durante el año; él actúa como juez. El comisario controla el tiempo del enfrentamiento que no puede pasar de diez segundos. Acto seguido, los Chinchilpos y Gamonales hacen su entrada marcial a la plaza encabezados por los Negros Mayores.
Saludan al público, se saludan entre ellos y toman sus respectivos emplazamientos. El juez, es decir el gobernador, recomienda a los Negros Mayores cómo agarrar las zumbas y golpear.
Sorteo de zumbas
El gobernador agarra ambas zumbas (látigos) con una sola mano y las arroja al aire con fuerza. Apenas caen al suelo, los contrincantes se abalanzan para tomar la que previamente escogieron. Se amarran la zumba en la muñeca con el cordón que esta posee en un extremo y luego los rivales se sitúan frente a frente como gladiadores. La zumba es de cuero de vaca, trenzado. Un silbato inicia el flagelo para honrar al Taita Niño.
Diez segundos
Iniciado el combate, las zumbas buscan el rostro del contrincante. Los golpes se paran con las manos, procurando arrebatar el látigo al enemigo o hacerlo caer. Si esto sucede está ganada la pelea, y si no, transcurrido el breve lapso reglamentario, suena el silbato y los luchadores deben separarse inmediatamente. En caso contrario, interviene la policía.
El triunfo
El que gana es cargado en hombros por sus partidarios y las huamblas, (mujeres jóvenes en idioma huanca), le invitan tragos de licor. Seguidamente, se enfrenta el resto de participantes, que pueden llegar a un número de cuarenta o cincuenta. Terminada la competencia se inicia el cómputo. Si ganan los Chinchilpos, hay alegría y felicidad, pues el Taita Niño está contento, porque habrá buena cosecha. Si triunfan los Gamonales, “todo será adverso, caerán sequías y heladas y la cosecha será mala”.
Fiesta de control social
En los días siguientes al combate hay reñidos partidos de fútbol entre los adversarios. Los caporales se visitan entre sí para renovar esta costumbre, año tras año.
La celebración es considerada como una fiesta de control social, pues simboliza la pugna de dos grupos. Una pugna que algún tiempo atrás se sentía más claramente. Hay que considerar, sin embargo, que en el valle del Mantaro la presencia del gamonal siempre fue mínima, pues la propiedad de la tierra fue y es mayoritariamente comunal.
[*] Periodista costumbrista, investigador del folclor.
Fuente:
Fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario