jueves, 25 de febrero de 2010

Cuestión de momias


Por: Ariel Segal



asegal@larepublica.com.pe


Es interesante que un presidente que en sus constantes cambios de discurso, ahora se proclama marxista, haya aprobado que uno de los métodos para evitar el inminente colapso de la energía eléctrica en su país, sea el de una plegaria colectiva. En febrero, los directivos de la compañía estatal venezolana, Edelca, convocaron a los trabajadores de la represa hidroeléctrica de El Guri a una misa para que “eleven un clamor a Dios por el sector eléctrico nacional”, emulando estrategias tan “revolucionarias” como las utilizadas por personajes que invocaban a los dioses por la lluvia desde tiempos bíblicos.

Aquello de la “religión como opio del pueblo” no va con el marxismo convexo y mimético de Chávez. A pesar de las invocaciones a los evangelios, a El Manifiesto Comunista, al espíritu de Bolívar, a la inspiración de “la revolución hermana” islámica de Irán y, por supuesto, al “santo padre” Fidel, entre otros sincretismos, lo único cierto es no hay divinidad ni doctrina que resuelva a corto plazo los daños de la ineficiencia, corrupción y delirio de un régimen que ha derrochado el mayor ingreso de petrodólares de la historia venezolana.
En 1999, el Consejo Eléctrico Nacional estimó la proyección eléctrica de Venezuela para una década tomando en cuenta probables periodos de sequía, y se le explicó al presidente que,  de instalarse mil megavatios anuales para satisfacer la demanda, el país estaría blindado. Para el 2009, el gobierno que ha regalado a Cuba y Nicaragua plantas eléctricas y millones de dólares a otros países, no cumplió ni con el 10% de lo programado para sus propios ciudadanos. En lugar de eso, los funcionarios de Corpoelec, la nacionalizada compañía eléctrica, se vieron obligados a dedicarse a tareas propagandísticas.
En un país en donde la solución de la mayor crisis eléctrica de su historia es una misa y la asesoría del cubano Ramiro Valdés, experto en fusilamientos y represión, no es de extrañar que casi todos los medios controlados por el régimen tengan como noticia de última hora, la que varias agencias divulgaron recientemente: “Tutankamón murió de malaria y problemas óseos”. O sea, cuestión de momias.

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