sábado, 6 de febrero de 2010

El delgado pellejo del comunismo chino


Por Mirko Lauer
Ha sido una semana de roces estadounidenses considerados inamistosos por China. Hubo el habitual reclamo de Washington por la subvaluación del yuan. La guerra Google vs. China se consolidó, y pasó a la OMC. Fue anunciada la visita del Dalai Lama a Barack Obama. Se firmó un nuevo contrato de venta de armas supermodernas a Taiwán.
Todas estas iniciativas en el espacio de influencia chino parecen necesarias para que los EEUU mantengan su prestancia en el mundo. Algunas son búsquedas de salidas a la crisis económica. Otras tienen que ver con necesidades de la política imperial estadounidense, entrampada en lugares como Afganistán, y deseosa de frenar la expansión de China por el mundo.
Beijing se irrita, protesta, explica y argumenta en defensa de un status quo que le resulta conveniente. Su balanza comercial con los EEUU es cada vez más favorable, y su desempeño económico es boyante, en buena medida gracias a ese comercio. Los analistas estiman que Washington puede provocar, pero no está en condiciones de patear ese tablero.
Parte de la discordia tiene que ver con la creciente presencia del gobierno y las empresas chinas en diversas partes del mundo. En África es un actor con políticas de inversión-desarrollo novedosas, y hasta el momento eficaces. En América Latina es un comprador e inversionista que compite con y a veces supera a los EEUU.
La sensación es que va a llegar el día en que países chicos como Perú van a tener que elegir entre Beijing y Washington con sus aliados. A primera vista no parece haber allí contradicción en el mundo del libre comercio. Pero la diplomacia estadounidense más discreta desaconseja a los gobiernos embarcarse con demasiado celo en el sampán chino.
Si llega el día, la elección no sería fácil. China nos aporta bienes de consumo popular y medio a precios al filo del dumping, y sus empresas tienen una agresiva política de inversiones (aunque los choques con los usos locales son cada vez más intensos). Su mercado absorbe cada vez más exportaciones peruanas.
En términos regionales China tiene buenas relaciones con todos los bandos de la región. Los países del Alba ven a Beijing como una conveniente alternativa a Washington. Pero los demás países, con Chile a la cabeza, consideran que la opción China no debe ser desperdiciada, y que sus conflictos con los EEUU son en el fondo un asunto que no los toca.
Sin embargo Google, el Dalai Lama o el yuan sí son temas que pueden tener que ver con la forma latinoamericana de manejarse, si uno quiere verlo de esa manera. Los gobiernos que han invitado al presidente iraní, ¿invitarían al dirigente tibetano? ¿Ningún gobierno va a decir nada sobre la censura en Internet?.
FUENTE: DIARIO LA REPÚBLICA Sáb, 06/02/2010 - 05:00

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