martes, 16 de febrero de 2010

El laberinto afgano


Por Ramiro Escobar
Suenan los cañones otra vez –con más fuerza, en realidad, porque nunca callaron– en Afganistán, la  ancestral tierra inconquistable, el actual territorio privilegiado de la amapola. La OTAN, empujada por Estados Unidos, parece decidida a disolver –disolver– la presencia de los talibán en la provincia de Helmand (sur), donde estos aún reinan.
¿Por qué podría interesarle al mundo esa comarca perdida en el Asia Central, parte de un país pobre, ajochado, que está en el penúltimo puesto en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU? Increíblemente, allí, y más precisamente en la ciudad de Marjah (80,000 habitantes), se juega parte del futuro político de ‘Occidente’ y de Barack Obama
Desde que en el 2001 George W. Bush lanzó, con la anuencia de la ONU y en compañía de la OTAN, la operación ‘Libertad duradera’, los talibán –presuntos corresponsables del ataque a las Torres Gemelas, junto con Al Qaeda– cayeron y se replegaron. Pero nunca se extinguieron. A pesar de la llegada de la ‘democracia’ a Afganistán, allí estaban.
A fines del año pasado, Obama mandó 30 mil soldados hacia allá (con lo que sus efectivos suman 100 mil) y más que insinuó que se venía una escalada militar, con miras a, en julio del 2011, abandonar honrosamente el turbulento territorio. Lo que estamos presenciando hoy es ese supuesto capítulo final, que puede alargarse por semanas.
Hay, sin embargo, varios obstáculos. Uno, central, es que en esa zona se produce el 90% de la amapola mundial (que se consume en forma de opio). Otro es que el objetivo final es debilitar a Al Qaeda, que puede sacar la garra en otro lugar. Y otro es que, durante siglos, nadie, salvo Alejandro Magno por tres años, logró someter a los afganos.
La apuesta de Obama es triple y audaz: demostrarle al mundo, y especialmente a su país, que sabe encarar trances bélicos eficazmente; cerrar un capítulo tormentoso para EEUU en el extranjero; y, a la vez, poner en ruta de estabilidad a Afganistán. Interesante, pero ¿por qué dicha apuesta tiene que costar, hasta el momento, la muerte de 12 civiles?.

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