No más leña al fuego
Federico Salazar
La ministra de Economía Mercedes Aráoz ha calificado de “soberbia” la actitud de los bancos frente al cobro de deudas sobre las cuentas de remuneraciones. Ha dicho, además, que los descuentos pueden hacer perder la confianza del público en el sistema bancario.
Debe haber muy pocos ministros de Economía en el mundo dispuestos a instigar una pérdida de confianza en el sistema financiero formal. La advertencia de la ministra Araóz lo hace.
Enfrentar al Ejecutivo contra los bancos no es un acto de valentía, sino una imprudencia. La ministra debería preguntarse: “¿y si el público me hace caso?”.
Imaginemos que ocurra una “corrida” bancaria, es decir, que la gente retire su confianza y depósitos de los bancos. ¿Qué podría decir la ministra?, “¿se los dije?”.
El problema del cobro que hacen los bancos sobre los depósitos es bastante más complejo.
Indecopi ha sancionado al Banco de Crédito por cobrarse una deuda con cargo al total de las remuneraciones depositadas de un cliente. Se supone que hay un monto básico (hoy, de 1,800 nuevos soles) que queda protegido de las “compensaciones” (cobro).
Los bancos sostienen, en cambio, que el cliente se ha obligado a pagar con cualquiera de sus cuentas las deudas contraídas. Dicen que el cliente ha firmado un contrato, que ha dado su consentimiento para dicho cobro.
Los clientes quizá no leyeron lo que firmaban. Tal vez la letra estaba muy chiquita o el funcionario bancario no explicó bien. Esos son problemas reales, atentados contra la transparencia de un trato.
¿Debe prevalecer el Código Procesal Civil o el contrato fiado? ¿Cuál tiene mayor rango?
Indecopi cree que el mayor rango es el del Código Procesal Civil. El Banco de Crédito ha apelado la sanción ante el Poder Judicial.
Un juez tendrá que resolver, pero no un ministro.
El pleito será entre Indecopi y el banco. El cliente, por su lado, tiene todo el derecho a iniciar una causa por su lado. Ojalá pueda contar con el apoyo legal y litigante de asociaciones de consumidores o de procuradores del propio MEF, incluso.
Si hay contratos que implican ir más allá de los derechos básicos, deben revisarse. Debe establecerse de manera explícita que el contrato no puede contravenir un derecho fundamental.
Lo que no debe suceder es que el Ejecutivo intervenga para alentar el conflicto. Tenemos que desarrollar una cultura del cumplimiento de las promesas, como tenemos que desarrollar una cultura de la transparencia contractual.
No hay que echar más leña al fuego. No vayamos a convertirlo en hoguera.
Inspectores de braguetas
Mirko Lauer
Hay argumentos para que el general PNP Miguel Hidalgo sea pasado a la disponibilidad por practicar el extramaritalismo. Pero también hay argumentos para que la nueva norma PNP sobre el tema sea derogada. El departamento de Personal de la policía no debe ser el custodio de la fidelidad conyugal de sus decenas de miles de integrantes.
Si las personas van a cuidar sus matrimonios como una forma de cuidar sus puestos, el pronóstico para la moral institucional no se presenta muy bueno. Si además el empleador es el encargado de que ese doble cuidado se mantenga, entonces estamos ante una intromisión de pesadilla en lo que se llama la gran familia policial.
¿Cómo puede la persona que se inventó la norma pretender conocer todas las intimidades de los policías del país? Debemos entender, además, que la norma está allí para ser cumplida, de modo que alguien tendría que aplicarse a husmear decenas de miles de braguetas para capturar infractores “que mantengan relaciones extramaritales”.
El tema de la salida de Hidalgo no puede ser el de las relaciones extramaritales mismas, sino el haber infringido reglas de seguridad para practicar esas relaciones. Tanto las infringió que terminó filmado, no descartemos que por un ubicuo celular al paso. No es, pues, lo extramarital sino lo extrapolicial el asunto aquí.
Quizás nunca sabremos si quien filmó la escena y la difundió lo hizo de puro chismoso, o si fue una conspiración en regla. Pero aun de no haber existido la norma de marras, Hidalgo y su colega acompañante igual se habrían visto en problemas. La moralina del morbo público no necesita ser legislada para funcionar.
La norma ha sido concebida como un instrumento de control más para la superioridad. Para eso ella simplemente se ha inventado una suerte de delito a expensas de la intimidad del personal. Pues para que la norma tenga algo de sentido la policía –a la que le sobran tiempo y recursos– tiene que estar vigilándose a sí misma todo el día (y la noche).
Probablemente los creadores de la norma pensaron que contarían con alguna discrecionalidad, en la posibilidad de manejar la información y abordarla caso por caso. La existencia de You Tube, que es también un chismógrafo global, ha barrido con todo eso.
El pecado y el escándalo se han vuelto una y la misma cosa.
Este es terreno escabroso por donde se le mire. Viene a la memoria el reciente caso de Mark Stanford, el gobernador republicano que vivía indignado por la conducta de Bill Clinton, y que resultó ser él mismo un extramaritalista tenaz. Peor que eso, un tirador de primeras piedras y un hipócrita de siete suelas.
Cuentos (in) morales
Augusto Álvarez Rodrich
Apoyos ridículos para defenestrar al jefe de la Policía.
TUMBES.- El intento de bajarse al director general de la Policía es tan patéticamente obvio que lo más sorprendente y ridículo de lo sucedido es la reacción tan candelejona de algunos medios que han pedido inmediatamente su renuncia, con argumentos propios de señora conservadora y que coinciden con los que seguramente promueven los sectores delincuenciales detrás de esta movida.
Los videos muestran al general Miguel Hidalgo en un hostal con una mujer que no es su esposa. Los que filmaron –hay indicios de que lo hizo un equipo de la propia policía– y difundieron el material tienen la intencionalidad inequívoca de sacar de la dirección de la Policía a quien ha dirigido las investigaciones de los chuponeadores de Business Track y de la familia Sánchez Paredes, acusada por vinculación con el narcotráfico.
Me enteré de la noticia aquí en Tumbes, donde un participante del taller de periodismo que vine a dictar por invitación de la Universidad César Vallejo mencionó el caso del general Hidalgo justo cuando planteé que los medios no deben invadir la intimidad y la privacidad de las personas públicas salvo que esto fuera indispensable para demostrar un mal uso de recursos del erario o un tráfico de influencias indebidas.
Es obvio que eso no ha ocurrido en las revelaciones sobre el general Hidalgo, salvo para un medio que cree que este debe “asumir las consecuencias de sus actos” (¿sexuales?); que él debe “liderar con el ejemplo” a los policías; que él no puede ponerse en esos riesgos por su seguridad; que ese video demuestra que no posee una “conducta y moral intachable”; y que su visita al hostal lo inhabilita para ser “una persona de fiar”.
También, que Hidalgo ha violado un reglamento –establecido durante el paso nefasto de Mercedes Cabanillas por el Ministerio del Interior– que sanciona “las relaciones extramaritales que causen escándalo”, lo cual implicaría que una encamada no escandalosa sí estaría autorizada, aunque antes habría que identificar qué entienden por ‘escándalo’ algunos periodistas que, por graciosos, podrían postular a ‘El Otorongo’.
Lo que sí es relevante saber es quién hizo el seguimiento: ¿los chupes de BTR, los Sánchez Paredes, otros delincuentes, o policías molestos por decisiones que los perjudicaron y que usan los recursos de la institución para sus fines particulares?
El general Hidalgo y el mando policial debieran ser evaluados y eventualmente ratificados o despedidos por su desempeño al frente de una institución clave del país que sigue enfrentando severos problemas, pero no en función de con quién comparten sábanas.
Por lo demás, no dejaría de ser irónico que el presidente Alan García tuviera que firmar el cese de un policía por ‘practicar’ relaciones sexuales extramatrimoniales, ¿no?.
Apuesta riesgosa
Fernando Rospigliosi
Alejandro Toledo ha establecido una alianza con Lourdes Flores. Él la apoya en su campaña a la alcaldía de Lima y, se supone, Lourdes lo respaldará el 2011.
Parece una jugada inteligente, pues Toledo no tenía candidato con posibilidades en Lima y, además de tener una rival menos para el 2011, puede sumar a los simpatizantes de Lourdes. Por lo menos a algunos.
En el caso de Lourdes, gana un aliado que podría aportarle algunos votos –no muchos, porque el endose funciona poco en el Perú–, y sobre todo, que puede reforzar su estrategia de lucha anticorrupción y ayudarla a reclutar más aliados. Eso le daría a Lourdes una imagen más creíble de gran lideresa en la lucha contra la indecencia.
Antifujimorismo
Luis Bedoya Reyes ha planteado una estrategia más precisa que la de Lourdes. No sólo la lucha contra la corrupción sino contra el fujimorismo. Lo dijo en una entrevista con Mariella Balbi en El Comercio, que lo citó en primera plana: “Keiko es más peligrosa que Humala”. (7.3.10).
No es poca cosa que el líder histórico de la centro derecha en el Perú, afirme que la candidata del fujimorismo es peor que el ogro izquierdista que todavía quita el sueño a algunos.
Desde el punto de vista electoral, esa estrategia es mejor que la de la lucha anticorrupción, porque la engloba y añade un elemento importante, ya que el fujimorismo, si bien atrae aproximadamente un 20% de simpatías, tiene también un enorme rechazo, de por lo menos 50%.
La bandera de la anticorrupción tiene adherentes, pero la verdad es que no son muchos ni muy firmes. Año tras año las encuestas de Pro Ética muestran que hay una mayoritaria tolerancia a la corrupción, y la frase “roba pero hace obra” tiene una fuerza devastadora.
Así, usar el antifujimorismo además de la anticorrupción en la campaña contra Alexander Kouri puede dar mejores resultados.
Sobre todo cuando la hija del ex dictador le ha dado su apoyo y Kouri lo ha agradecido con entusiasmo.
Los riesgos
Pero la alianza entre Toledo y Lourdes tiene también sus peligros.
El más evidente, señalado por varios analistas en las últimas semanas, las debilidades de Lourdes.
No sólo su absurda vinculación con Adolfo Carhuallanqui (a) César Cataño y otros personajes problemáticos, que sin duda será explotada en la campaña para desacreditarla como paladina de la decencia, sino sus errores políticos, que ya la llevaron a perder en dos ocasiones el ingreso a la segunda vuelta presidencial ante Alan García.
Cuando hablo de errores me refiero no a equivocaciones circunstanciales, que tienen todos los políticos en algún momento, sino una intrínseca tendencia a equivocarse.
Gestos
Un pequeño botón de muestra. La semana pasada, en una entrevista con Jaime de Althaus, Lourdes dijo que la hija del ex dictador había tenido diferencias con Vladimiro Montesinos durante el gobierno de su padre y que había que exigirle ahora un claro deslinde.
Es decir, le pone la pelota para que meta el gol, porque a estas alturas, la candidata del fujimorismo no tendrá ningún problema en denostar a Montesinos.
Es totalmente errado, por supuesto, pensar que la hija de Fujimori es ajena a la mafia porque en algún momento tuvo diferencias con Montesinos. Si así fuera, el general Nicolás Hermoza Ríos sería el adalid del antimontesinismo, porque el siniestro jefe del SIN lo echó deshonrosamente de la jefatura del Ejército en agosto de 1998.
La verdad es que se trató de una pelea entre mafiosos. Similar, aunque más intensa, que las silenciosas diferencias que pudo tener la hija del dictador con Montesinos.
Hay que recordar que en una elección pasada, Lourdes no tuvo mejor idea que asistir al matrimonio de Keiko Fujimori, creyendo que así ganaría votos fujimoristas y lo único que logró fue empañar su imagen de luchadora antidictatorial.
Como muy bien sabía Fernando Belaunde, los gestos son importantísimos en política. Él tenía una particular habilidad para transmitir las señales adecuadas en el momento preciso. Lourdes no tiene esa destreza.
Este ejemplo muestra que si Lourdes sigue en ese camino, no transmitirá la idea formulada por Bedoya y a la que adhiere Toledo, de liderar una amplia coalición anticorrupción y antifujimorista. Será sólo una pálida y desvaída imagen de ese liderazgo que se requiere.
Otro reto para encarnar esa imagen, es lograr una alianza con Fernando Andrade, Susana Villarán, Luis Iberico y otros. ¿Podrá hacerlo Lourdes? ¿Siquiera lo intentará?
Algunos, como Mario Ghibellini, creen que Lourdes reflexionará sobre sus errores pasados… y volverá a cometerlos.
Por eso la apuesta de Toledo es riesgosa. Si Lourdes es derrotada por Kouri, habrá jugado a perdedor pocos meses antes de las presidenciales.
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