Por Ronald Gamarra
Una noche, Jimena Lindo hace un comentario destinado a resaltar la participación de las actrices peruanas Norma Martínez y Magaly Solier en festivales cinematográficos. Al entrar en el comentario, surge una broma ocasional sobre lo que Norma y Magaly pueden estar haciendo por allá: “vendiendo chompas”, chancea el actor Renzo Schuler; “vendiendo chullos”, retruca Jimena y, luego de más bromas sobre sí mismos, Jimena pasa a resaltar extensamente el éxito de ambas mujeres, que son sus amigas y colegas de arte. Parece mentira que esta referencia inofensiva, esta broma de amigas de un segundo de duración, se convirtiera en una cuestión pública que le ha costado a Jimena Lindo ¡casi un año! de inquisición en los medios e Internet.
Cuando sucedió el hecho, pidieron la opinión de la Coordinadora Nacional de DDHH, deseosos de obtener una condena, pero nuestra representante María del Mar Pérez declaró: “Es un comentario un poco desafortunado y no lo llamaría racismo. Podría herir algunas susceptibilidades, pero llamarlo racismo sería exagerar”. Así salió en el primer reportaje que se ocupó del asunto, pero obviamente se prefirió prestar mayor espacio y oídos a opiniones apresuradas. Se trata, pues, de un caso donde muchos escuchan lo que quieren oír y proyectan sus propios y peores demonios para construir el malvado que necesitan, manipulando una frase fugaz sobre dos actrices para convertirla en un insulto presuntamente racista contra una de ellas. De nada vale que Magaly Solier haya desmentido una y otra vez el supuesto insulto que alegan sus autodesignados defensores. De nada sirve que Jimena Lindo exprese noblemente su condolencia por un crimen que no cometió. En un país donde campea un racismo impune y soez, ella ha sido fusilada moralmente como paradigma del mal por un sector obcecado o simplemente interesado en crear un escandalete.
Magaly Solier y Jimena Lindo son dos mujeres jóvenes de innegable mérito. Si algún sentimiento cabe respecto de ambas es de aprecio y afecto. Jimena Lindo es una estupenda actriz que se prepara a fondo y se entrega en cada papel, y que no le corre al riesgo ni a la experimentación. Su performance con el artista Guillermo Castrillón (Escrito por una gallina) es uno de los acontecimientos escénicos más intensos y conmovedores. Magaly Solier es un talento arrasador, que junto con Claudia Llosa ha dado un Oso de Oro a nuestro cine y lo ha puesto a las puertas de un Oscar. Magaly y Jimena expresan a las mujeres peruanas de todas las sangres y colores. En vísperas del 8 de marzo, salud por todas las mujeres que hacen posible nuestro país.
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