La lid por la alcaldía de Lima sigue siendo un baile de a dos.
La encuesta divulgada ayer por la Universidad de Lima confirma que la competencia por el municipio provincial de la capital sigue siendo, hasta ahora, un baile de a dos entre Lourdes Flores y Alex Kouri, pero el medio año que aún falta para la elección es un lapso suficientemente largo como para que pueda surgir un tercero de la discordia.
Flores alcanza en esta encuesta una intención de voto de 32.9% –un crecimiento de 1.4 puntos en relación a febrero– mientras que Kouri cayó en el mismo período de 32.3% a 27.6%, es decir, nada menos que 4.7 puntos menos, lo cual constituye –por lo apretado de la competencia– un buen porrazo.
Sin un estudio cualitativo a la mano que permita identificar las razones de esos cambios, se debe recurrir a la intuición sobre lo que puede estar pasando. Creo que lo relevante del último mes es que Flores fue relativamente exitosa en el posicionamiento de su mensaje principal de esta campaña: que la honestidad sí le debe interesar al elector y que ella encarna esa virtud mientras Kouri está en el terreno de la deshonestidad.
Un mérito que se le debe reconocer a Lourdes Flores es que supo oler a tiempo que la preocupación ciudadana por la anticorrupción se está poniendo de moda. Ella misma puede haber ayudado a imponer esa moda aunque el bochorno por el indulto/desindulto a José Enrique Crousillat también fue un gran aporte que no se le puede dejar de reconocer a Alan García.
Lo cierto es que la honestidad se ha convertido ahora en la principal cualidad que el ciudadano busca en el nuevo alcalde limeño. En la encuesta de la Universidad de Lima, este valor aparece en el primer lugar con 34.1% de las preferencias, mientras que en la última encuesta de Ipsos-Apoyo ‘ser honrado’ también aparece en el primer lugar con el 55%.
En este contexto, noticias como la revelada por La República de que Alberto ‘Beto’ Kouri se ha sumado a la campaña electoral de su hermano significa llover sobre mojado, pues su rostro quedó inmortalizado en el primer vladivideo que Fernando Olivera y Luis Iberico divulgaron en setiembre del año 2000, convirtiéndose en una de las imágenes más recordadas de la podredumbre del fujimontesinismo. Eso también daña al candidato por haber sido un habitué de la salita del ‘Doc’, dejando como rastro unos diálogos que si bien la justicia no les encontró consecuencias penales, desde el punto de vista político son francamente espeluznantes.
Así están las cosas hasta ahora. Esto no significa, sin embargo, que necesariamente se mantendrán en el medio año que falta. Los punteros podrían desgastarse y ceder posiciones, y algún colero podría hacer su big bang y convertirse en un tercero de esta discordia.
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