Por Abelardo Oquendo
Aunque no haya leído nada suyo, a ningún peruano medianamente culto puede resultarle desconocido el nombre del padre Gustavo Gutiérrez. Sin embargo, la mayoría de esas personas recibiría con sorpresa la afirmación –válida– de que no es fácil mencionar otro peruano cuyo pensamiento haya tenido en su ámbito la trascendencia mundial alcanzada en el suyo por el de Gustavo Gutiérrez.
No se va a intentar aquí decir cómo ni por qué esto es así. Solo se quiere celebrar que fuera en Lima donde una figura tan ilustre de la Iglesia como Gerhard Ludwig Müller, obispo de Ratisbona, Alemania, al recibir en la PUCP el grado de doctor honoris causa, disertara sobre la teología de la liberación y la obra del padre Gutiérrez, pues es en el exterior donde este abunda en reconocimientos.
Müller es autor de una obra intelectual vasta e influyente. Cuando se decidió publicar las obras completas de Benedicto XVI, el propio Papa confió su edición a monseñor Müller, por los altos méritos de su vida académica y pastoral. En su disertación doctoral, Müller encomia a Gutiérrez, un sacerdote que a la jerarquía eclesiástica nacional ha parecido incomodar siempre. Lo celebramos por eso. La ocasión nos la ofrece un folleto reciente en el que, no hace mucho, la PUCP dio a la luz los textos de la respectiva ceremonia académica.
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