Por Idel Vexler
Desde hace muchos años los peruanos no teníamos noticias alentadoras acerca del desarrollo educativo de nuestro país. No peco de optimista al afirmar con satisfacción que la calidad de la educación ha evidenciado un progreso.
Según la última Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) de la Unidad de Medición de la Calidad Educativa del MINEDU, se ha logrado en el 2009 un incremento significativo en los niveles de suficiencia de los estudiantes del 2º grado de primaria en relación con el 2007. Por ejemplo, se ha elevado el porcentaje del 15.9% al 23.1% en comprensión lectora, y del 7.2% al 13.5% en matemática. Se ha verificado también una mejora significativa en la escuela pública, en tanto se ha avanzado del 11.9 % al 17.8% en comprensión lectora y del 8% al 11.1% en matemática.
Por otro lado, el Instituto de Opinión Pública (IOP) de la PUCP ha publicado su última encuesta sobre la calidad del sistema educativo, en la que se informa que más de la mitad de encuestados opina que la calidad de la educación es, hoy en día, mejor de lo que fue hace diez años; y, algo muy importante, que en diez años más será mucho mejor.
Asimismo, la población considera que es indispensable que en una institución educativa se cuente con profesores bien preparados, evaluados periódicamente y remunerados según su desempeño o rendimiento profesional.
Los resultados de la Evaluación Censal de estudiantes y la encuesta del IOP de la PUCP no son producto de la casualidad.
Indudablemente, tienen su correlato en el aumento del número de horas efectivas de estudio, la evaluación y capacitación de maestros a nivel nacional, el desarrollo del Plan Lector, la implementación de la Carrera Pública Magisterial con sueldos dignos en base a méritos y con la existencia de un currículo escolar moderno, actualizado y diversificado.
Igualmente, son consecuencia de la incorporación de las TIC y laptops para facilitar los aprendizajes de los estudiantes, la utilización de materiales educativos y textos gratuitos, el monitoreo y acompañamiento descentralizado del trabajo pedagógico, el Programa Estratégico de logros de aprendizaje y, desde luego, de las evaluaciones censales permanentes a los alumnos con devolución de resultados a las familias e instituciones de enseñanza.
Lamentablemente, nos hemos acostumbrado a escuchar noticias e informes desalentadores y desactualizados. Por eso es necesario que se sepa y reconozca que los niveles de los logros de aprendizaje se empiezan a mover positivamente como producto de una política educativa integral en marcha.
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