miércoles, 10 de marzo de 2010

Retos cubanos


Por Carlos Reyna
La muerte del preso Orlando Zapata, tras penosa huelga de hambre, desató protestas y condenas contra el régimen prevaleciente en Cuba. Otro opositor, Guillermo Fariñas, ha iniciado su propia huelga de hambre, en su casa, exigiendo la libertad de disidentes presos.
Un Fariñas mártir mantendría las condenas en alza. Su familia no está de acuerdo con su extrema medida. Médicos de la salud pública lo chequean asiduamente. Pero el huelguista, que ya ha tomado esa medida muchas veces, sostiene que se necesitan mártires y que él está dispuesto. La mayoría de la disidencia cubana ha pedido suspender las huelgas de hambre. El gobierno español ha ofrecido asilo a Fariñas, sin éxito, para favorecer el diálogo con el gobierno de Cuba.
Sin embargo hay otros que sí necesitan mártires en su agenda. Por supuesto que son los anticastristas más extremistas del exilio, que han recurrido hasta al terrorismo y al sabotaje. O los ámbitos sombríos, y aun los iluminados, en el aparato estatal de los EEUU, que han financiado o intervenido directamente en esas prácticas.
Para estos actores, el verdadero tema de interés no es una “Cuba democrática”. Sí lo es la destrucción del socialismo cubano y el derrocamiento, como sea, del ya largo gobierno de los hermanos Castro y los comunistas cubanos. Quien conozca la ley Helms Burton, por ejemplo, sacará en cuenta que la democracia no les interesa.
Sin embargo, la defensa del socialismo cubano hace tiempo que ha debido incluir su democratización. Visto en perspectiva histórica, considerando los avatares de una revolución cercada, invadida, atacada con terroristas y sabotajes centenares de veces, mientras proveía de derechos sociales a todo su pueblo, quizás no tuvo más opción que recurrir a la dictadura política hasta cierta fase de su desarrollo.
Pero cosas como la fusión de Estado y Partido, consagrada en la Constitución Cubana, eternizan la restricción o proscripción de una serie de libertades políticas. Eso siempre es una poderosa fuente de burocratización, arbitrariedad, abuso y corrupción. Dejar atrás la dictadura pero conservar y aun mejorar sus enormes conquistas sociales son retos dobles para los socialistas cubanos y para los disidentes honestos. Quienes mejor lo hagan, triunfarán.

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