miércoles, 10 de marzo de 2010

TLC con China: ¿sacrificando al sector textil?


Por Armando Mendoza
Economista

Aunque la economía presenta algunos signos de reactivación, existen sectores que siguen en el fondo del barranco y cuya recuperación en este 2010 sera difícil o improbable. Entre esos casos destaca la industria de textiles y confecciones, cuya crisis se explica en parte por la desaceleración económica general, pero también por serios problemas de competencia desleal. 
Un reciente reporte de la Sociedad Nacional de Industrias no deja dudas de la grave crisis sufrida por este sector, pues entre el 2008 y el 2009 la producción de textiles se contrajo un 34.1% mientras que la de prendas de vestir cayó en un 31.6%. 
Obviamente, entre las causas de este bajón está la recesión mundial, que redujo nuestras exportaciones y el consumo interno. Por ello, en la medida de que las economías peruana y mundial se recuperen, así también la demanda doméstica y externa deberían recobrarse. Sin embargo, existe otro factor que contribuye a la crisis textil y que es mucho más peligroso, dado que no es temporal: la masiva entrada de importaciones chinas al mercado peruano.

Según señala un estudio encargado por CEPES y REDGE (http://www.redge.org.pe/system/files/ 
201202+RedGE+TORRES+TLC+China+ResEject.pdf) entre el 2000 y el 2008, el valor total de las importaciones de textiles y confecciones chinas creció en nada menos que el 5,000%. Esta enorme oleada de importaciones viene desplazando a los productores locales, que pierden mercado ante los productos chinos, más baratos.

Claro, se podría alegar que eso es normal, pues si el productor nacional es menos eficiente, es inevitable que pierda mercado. El problema es que este copamiento por las importaciones chinas tiene poco que ver con costos reales y eficiencia, y sí mucho con precios subvaluados y otras prácticas comerciales desleales. Hace tiempo que se sabe que China no juega limpio en el comercio internacional: falsificaciones, subvaluación, etc., son practicas frecuentemente vinculadas a las mercancías chinas alrededor del mundo.
En ese sentido, la implementación del Tratado de Libre Comercio con China implica riesgos adicionales para nuestros productores, pues para acceder a dicho TLC, el Perú debió reconocer a ese país como “Economía de Mercado” (algo así como la cuadratura del círculo), renunciando, de paso, a usar las salvaguardas especiales que la Organización Mundial del Comercio ha establecido para combatir las abusivas prácticas comerciales chinas. Ante esto, urge implementar el Acuerdo de Cooperación Aduanera con China, y reforzar el control y sanción a la falsificación y subvaluación de importaciones. No se trata de ser proteccionista, sino, más bien, de que el Estado peruano tenga la firmeza suficiente para exigir juego limpio.
Ojalá no pase que, deslumbrados por China y sus 1,200 millones de potenciales (ojo, potenciales) consumidores, las autoridades sigan ignorando sus malas prácticas comerciales. ¿Acaso creen que nuestros productos podrán entrar a los mercados chinos, si ni siquiera podemos defendernos en casa? Sería una pena que nuestra industria textil, que durante los 80 y 90 sobrevivió y prosperó entre paquetazos, hiperinflación, apagones y bombazos, ahora sea sacrificada y termine como el chinito del chiste: pula veldula, nomá.

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