CARLOS LAZO GARCÍA Y SU APORTE FUNDAMENTAL AL ESTUDIO DEL
MOVIMIENTO SOCIAL EN EL PERÚ COLONIAL
Luis
Alberto Rivera¨
“La historia social es una disciplina que ajusta su campo de trabajo al
descubrimiento de la estructura de clases, de su dinámica y de su proceso
histórico. Con su análisis afloran los mecanismos envolventes o movilizaciones
sociales de control empleados por los grupos de elite gobernantes; los
resultados alienadores obtenidos con aquellos sobre la población sojuzgada y
las respuestas de defensa social esgrimidas por esta en salvaguarda de su
elemental existencia”
(Carlos Lazo García 1981: 11)
Hacia
1981, los historiadores Carlos Lazo y Javier Tord, habían publicado tres textos
que se constituyeron en el tiempo, en obras de lectura obligatoria, en la
historiografía de la historia social del Perú Colonial, tituladas: “Economía y Sociedad en el
Perú Colonial (Movimiento Social)”, “Economía y Sociedad en el Perú
Colonial (Dominio Económico)” y “Hacienda, Comercio, Fiscalidad y
Luchas Sociales (Perú Colonial)”.
Hace algunos
años en la reedición de las obras del maestro Carlos Lazo, en el nuevo prólogo,
Javier Tord Nicolini mencionó “Si los peruanos no incluyen en su diagnóstico nacional el superar ese podrido espíritu señorial, con
seguridad no podrán generar una sociedad moderna, constructiva, progresista” (2007:20).
Y es que
la persistencia aún de comportamientos feudales en el Perú, durante finales de
la década de los años 70, en el siglo pasado, fue una de las causas que motivó a Carlos Lazo junto a Javier Tord a profundizar
en el análisis del mundo colonial.
Este
comportamiento, del historiador comprometido con su realidad, que busca
desentrañar las causas profundas de los hechos y no las apariencias, quedó reflejado, en las mismas palabras de Carlos Lazo, cuando en una
entrevista mencionó:
(…) una obra histórica puede ser un
camino de liberación como también puede ser un camino de opresión. Nosotros, los
historiadores, tenemos el conocimiento de cómo fue el dominio de las sutilezas
de la enajenación social, entonces así como podemos guiar hacia un cambio real,
también podemos asesorar el no cambio o apoyar cambios pseudomorfóticos”
Durante
la primera década del siglo XXI, en una entrevista concedida por el maestro Carlos
Lazo García a estudiantes universitarios sanmarquinos y publicada en la revista
Praxis
en la Historia Año I, N° 2 (2004), sobre el contexto de la
publicación señaló que esta obra fue publicada por Mejía Baca en 1980 y
consistió en un estudio en torno a dos aspectos fundamentales del Perú
Colonial, la vida económica y la vida social, dentro de su desarrollo feudal.
Bases
fundamentales para cualquier estudio posterior sobre aspectos de la sociedad
colonial, en ella abordarían un problema fundamental, hasta ese momento no
esclarecido, era la sociedad colonial una sociedad de clases, estamento, castas
o como decían algunos dividida en república de españoles e indios.
Lazo y
Tord llegarían a la conclusión que el mundo colonial fue una sociedad de
clases, y tuvo como eje vertebrador a las clases sociales, las cuales
subordinaban aspectos como casta, estamento o repúblicas, categorías que habían
servido hasta ese momento para esclarecer la
imagen del mundo colonial y que sin embargo para ambos historiadores.
Las diferencias estamentales y de
castas se mantuvieron subordinadas a estratificación de clases sociales y
fueron el camuflaje socio – ideológico con el cual se recubrió la realidad de
estas últimas (Tord y lazo 1980b, T. V, Cap. I)
Por
aquellos años, la obra sobre el mundo colonial de Lazo y Tord fue adquiriendo
trascendencia, debido no sólo a su agudo análisis histórico, sino también
porque servía para que los investigadores sociales
de izquierda
fundamenten históricamente la tesis sobre la semifeudalidad del Perú de
hoy, comprendiendo los orígenes de esta a partir de la feudalidad
colonial ( véase “el paradigma de la filosofía universitaria en el Perú” de
Octavio Ovando); y de otra parte, para que estudiosos de derecha expongan el
argumento referente a la actual existencia de una vida corporativa y de
relaciones personales originada en la colonia y que se constituye en el
principal obstáculo para nuestro desarrollo ( sobre este tema, puede leerse “El
capital ausente” de D. Ordóñez y L. Sousa)” (Lazo García 2004)
Carlos Lazo
y Tord iniciaron sus estudios sobre el mundo colonial, a partir de su acercamiento
al llamado movimiento social, ¿ y cual habría sido
el trasfondo de aquella preocupación por los movimientos sociales?, Lazo y Tord
fueron estudiosos que no dudaron en hacer visible su apuesta y opción teórica y
más aun su deseo de responder a su momento histórico, caracterizado por el
llamado nacimiento de la Nueva Historia, que cuestionó la historia tradicional
y buscó reivindicar actores nuevos y
seres concretos olvidados por la historia oficial
Heraclio Bonilla junto a
Manuel Burga, Alberto Flores Galindo, Wilfredo Kapsoli y Nelson Manrique son
los miembros principales de la Nueva
Historia. Todos ellos tuvieron que verse afectados por la coyuntura enunciada (la
guerra de Argelia, la Guerra de Vietnam, la Revolución Cubana)[1].
Así, ingresarán a la investigación histórica con el objetivo de contribuir a
una profunda transformación social. Los temas eran elegidos en conformidad a su
importancia revolucionaria, combinando lo académico con la activa militancia política. (Moran
Ramos 2005: 2).
Esta nueva mirada al espectro
social por parte de Lazo y Tord, llevó a enfocar en nuevos actores sociales, de
esta forma, los movimientos sociales, y dentro de ellos, el bandolerismo y la criminalidad, como expresión de protesta
de las clases sociales dominadas, se convirtieron en uno de los muchos temas de análisis.
Carlos Lazo y Javier Tord (1977,
1979, 1981), fueron quienes de forma pionera, tipificaron y abrieron brecha
para el estudio detallado de las distintas formas de protesta social que
esbozaron las clases dominadas del Perú Colonial. En palabras de Waldemar
Espinoza Soriano:
ahondan en los temas
claves para la comprensión de las estructuras y la dinámica de la economía
social del Virreinato peruano. Al cual lo caracterizan sin ambages como un modo
de producción feudal, impuesto por el estado colonial en las esferas de los
procesos productivos, circulatorios y distributivos. (Espinoza 2006: 12).
Todo ello permite afirmar que la
obra de Carlos Lazo, publicada en la Colección Mejía Baca titulado “Economía y
Sociedad en el Perú Colonial (Movimiento Social)” fue una obra que buscó analizar desde las
visiones complementarias de los grupos en el poder y los sectores dominados, los
mecanismos empleados por ambos que permiten explicar el funcionamiento de la
estructura económico social en la
colonia.
CARLOS LAZO Y SU CONCEPCIÓN SOBRE
LA HISTORIA: ONTOLOGÍA GNOSEOLOGÍA Y APORTES EN LA HISTORIA SOCIAL
Carlos
Lazo fue un historiador que concibió como ciencia la historia, y para quien el
principal compromiso del científico social
debe ser analizar a los hombres en concreto en sus relaciones sociales
con otros hombres, no a los individuos ni al hombre aislado de su base
económico social, el análisis de la historia ciencia, logra comprender el
desarrollo de los fenómenos sociales, estudiándolos en su dinámica interna y
sus relaciones con la realidad que la rodea, dado que cualquier fenómeno social no se desarrolla
aislado de su contexto, una formación económico social, una forma de producir
etc.
En este
sentido Carlos Lazo concibió la historia
como la ciencia social que estudia el proceso de las relaciones sociales que
han devenido en el tiempo. Cuando hablo de relaciones sociales, me
refiero a las relaciones de convivencia, a la vida misma. Los hombres al convivir
en sociedad articulan sus vidas, acciones y pensamientos. Esta articulación en
cada tiempo histórico determina una idiosincrasia de ser y vida
histórico-social, que sella históricamente a los hombres y mujeres. Eso es la
historia para mí, el estudio de la vida cotidiana, las ideologías, incluso las
mentalidades colectivas, etc. Y también estos elementos son su problema actual.
De esta
manera resulta absurdo analizar por
ejemplo la vida cotidiana, las llamadas mentalidades, si antes no se ha logrado
entender la dinámica económico social donde los hombres se desarrollan, es
decir la base concreta, el llamado “ser social”, aquel concepto sustancial para
entender las diversas manifestaciones complementarias del hombre, su política,
su religiosidad, etc.
Para
Carlos Lazo por tanto un análisis que prescinda de la base económica social, en
la que se desarrollan los hombres, contiene un análisis fragmentado o en su
defecto está buscando la mera descripción de aspectos aislados de la totalidad
y pretendería desvincular al hombre de la realidad.
Por ello
Carlos Lazo fue muy riguroso al momento de elaborar sus análisis en la historia,
y sus investigaciones tienen un rigor teórico y metodológico como
queda demostrado en sus trabajos sobre el mundo colonial elaborados junto a
Javier Tord, en dos investigaciones rigurosas y que hoy son lectura fundamental:
Economía y sociedad en el Perú colonial (Dominio
económico) y Economía y sociedad en el
Perú colonial (Dominio social); tomos IV y V de la Colección Mejía Baca.
En esos estudios Carlos Lazo, parte de una premisa, un problema ontológico de la filosofía
de la historia, cuál es el ser que
deviene en la historia del Perú, cual es el ser que
debe ser materia de análisis en los estudios de Historia. Y coincidente con su
concepción de la historia ciencia, concluye que son las relaciones sociales de
los hombres establecidas en el tiempo.
Para Carlos Lazo
la
historia es un proceso de desarrollo social y su conocimiento como todo lo que es histórico
debe resultar de una obra científica o colectiva y servir al desarrollo de la
sociedad. La historia como proceso de desarrollo social evidencia su propio carácter
dinámico. Por tanto, se debe entender que las individualidades no hacen la
historia sino la hacen los hombres en colectivo
en sus luchas constantes en su quehacer cotidiano, asimismo como ciencia
que es la historia sus estudios deben servir para el desarrollo de la sociedad,
allí radica un elemento más para tomar en cuenta del porque es ciencia la
historia.
Desde su concepción de la
Historia, Carlos Lazo define a la historia como una
ciencia y no un arte, un conocimiento objetivo y no subjetivo, estos dos
criterios puestos a cuestionamientos por las posturas nihilistas de la
posmodernidad[2].
Por ello busca “recurrir a los análisis de macro – economía y de macro
sociedad en busca de las relaciones sociales fundamentales”, converge con Ciro
Cardoso en buscar la historia total sin
que esta consista en “(…) la tarea imposible de “decirlo todo sobre el todo”,
sino solamente en decirlo aquello que depende del todo; esto sí, cosa
perfectamente factible.”(Cardoso, Ciro, 1982 p.165).
Su concepción científica de la historia le permite visualizar que son
las relaciones sociales el ser que deviene en la historia y no el hombre aislado
o su praxis, como lo visualizan
Las formulas
decimonónicas del idealismo objetivo racionalistas y del idealismo subjetivo
que destacan como fuerza motriz de la historia “el voluntarismo”, “el
espontaneísmo”, la voluntad de poder”, “la genialidad del individuo”, “el elam
vital”, “el alma o el espíritu de la sociedad”, “el espíritu del corps o las
voluntades colectivas” y “la intelligentsia
conductora” (Lazo 2007: 64).
Frente a ello, Carlos Lazo concibe que las
relaciones sociales articulan el accionar de los individuos y grupos sociales
en la sociedad, no son los hechos aislados sino las relaciones que articulan
esos hechos. Concibe por tanto, la dimensión del hecho histórico como una
totalidad histórico social, como una
totalidad con coordenadas sincrónicas y diacrónicas (coyunturales y
estructurales).
Por tanto para Carlos Lazo el
historiador que conciba su oficio como una ciencia, debe dar a conocer el
proceso y el grado de evolución de las relaciones que han devenido en el
tiempo, revelando que esas relaciones sociales han constituido la red de
movilización social de dominantes y dominados, asimismo deberá revelar la existencia del debe ser social, el cual nos
tiene unidos a la sociedad ya dada y nos imposibilita de ser constructores de
un orden social diferente y superior (Lazo 1980).
Develado su concepción sobre el
onto o ser deviniente, asume una teoría
del conocimiento (Problema Gnoseológico) de cómo concibe la historia como
ciencia y la hace suya sirviéndose de ella para
develar la realidad en sus múltiples relaciones y facetas.
Por ello para Lazo sus lineamientos teóricos (Teoría Gnoseológica) le
permitieron el
(…) descubrimiento de
la estructura de clases, de su dinámica y de su proceso histórico. Con su
análisis afloran los mecanismos envolventes o movilizaciones sociales de
control empleados por los grupos de élite gobernantes; los resultados
alienadores obtenidos con aquello sobre la población sojuzgada y las respuestas
de defensa social esgrimidas por esta en salvaguarda de una elemental
subsistencia (…) devela lo que bien podríamos sintetizar como los hechos –
causa y los hechos – efecto, destinados a instaurar y conservar una sociedad
que fue organizada para el dominio y bienestar de una minoría”( Lazo 1981:11)
Su Teoría del conocimiento, el marxismo, fue aplicada en sus trabajos
de investigación que realizó, sin ser excluyente con otras teorías, por ello
pudo recurrir a la teoría sicoanalítica, las ideas funcionalistas y
estructuralista. Porque para Lazo, la teoría marxista se enriquece cuando se
asume como punto axial para el manejo de otras filosofías y otras teorías. (Lazo
2004).
De esta forma queda
expresa de forma clara la concepción del mundo y la vida que concebía Carlos
Lazo, y que hoy muchos “académicos” intentan
soslayar, no haciendo explícita su
concepción teórica.
Para Lazo su apuesta
por la historia ciencia lo lleva a
“buscar las causas interno – intrínsecas desencadenantes de la
esencialidad” (Lazo, 2004:64). Su teoría del conocimiento como lo revela
pretende llegar al nivel de la esencialidad del fenómeno social, no quedándose
en las apariencias sino llegando a comprender el hecho histórico en toda su
complejidad. Para ello concibe una gama
de conceptos que reflejan de forma dinámica la realidad social, intentando acercarse
a cada uno de los problemas de sus investigaciones.
Carlos Lazo asumió el
marxismo como concepción y a partir de ella analizó la realidad, pero ello
implicó enriquecer su gnoseología del conocimiento con el aporte de otras
corrientes y teorías, teniendo siempre como base fundamental la teoría marxista, la cual concibe como toda
una teoría que ha sido desarrollada y por ello de forma clara Carlos Lazo se consideró
un marxista clásico, porque para mí, los textos de cabecera son las obra de
Marx, Engels, Lenin y Mao. Todas las clases que doy, ya sea de
filosofía de la historia o sobre el Perú colonial, son clases críticas y la
crítica proviene del manejo adecuado y científico de la teoría Marxista,
aunque no menciono a Marx, y tampoco hay necesidad de hacerlo, pues el marxismo
a estas alturas debe ser un conocimiento científico ya supuesto.
Lazo reconoce no sólo
los desarrollos del marxismo en el plano de la gnoseología, sino que de forma
categórica y explícita sin ambages, afirma que todas sus clases y podríamos
extenderlo a sus investigaciones, tienen un elemento medular, la crítica y ella
proviene del manejo adecuado y científico de su concepción teórica marxista.
En ello converge con
la interrogante establecida por Foucault cuando refiere
“Es imposible, en el presente, escribir historia sin utilizar un conjunto
de conceptos vinculados directa o indirectamente con el pensamiento de Marx y
sin situarse uno mismo dentro de un horizonte de pensamiento que ha sido
definido y descrito por Marx. Se debe incluso preguntar qué diferencia puede haber, en última instancia, entre ser un
historiador y ser un marxista” (Foucault, M. 1978)
Todo ello permite ver
el grado de versatilidad que tiene el marxismo, como corriente teórica, y no
como afirman algunos “teóricos” devenidos hoy en defensores de la moda
posmoderna, que pretenden endilgar al marxismo, un determinismo económico, y
repiten cual papagayos una y otra vez ello, y no reparan que Engels había ya
zanjado ese tema cuando en una carta a Bloch mencionó
Según la concepción materialista de la historia,
el factor que en última
instancia determina la
historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo
hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el
factor económico es el único
determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda
(Carta de Engels a Bloch, setiembre 1890)
Carlos Lazo comprendía perfectamente que todo científico
social que conciba como ciencia la historia, haga suyo una concepción, y desarrolle una teoría del conocimiento
acorde con una concepción del mundo y la vida, debe desplegar todo su marco
analítico al abordar sus
investigaciones.
Ello queda claramente demostrado cuando se inicia sus
estudios sobre los fenómenos sociales, la preocupación de Lazo por
comprender estos fenómenos sociales tanto en su dialéctica interna como externa,
así lo demuestra. Analizar los fenómenos sociales en sus relaciones con otros
procesos y considerarlos como parte del devenir histórico en interconexión con
otros fenómenos sociales fueron su preocupación.
Todo
ello incentivó en él a dotar a la historia social peruana de un marco de
conceptos y un modelo metodológico o un ejemplo de cómo desarrollar futuras investigaciones.
La adopción de su opción teórica y hacerla explícita, fue uno de sus mayores
aportes como intelectual, y no como hicieron muchos que en su momento asumieron
el marxismo como una moda y cuando llegaron los repliegues políticos en el
mundo abandonaron sus marcos teóricos y abrazaron la moda posmoderna sin
siquiera comprenderla haciéndola suya y convirtiéndose en sus acérrimos
defensores.
Un
comportamiento propio de intelectuales que no asimilaron y nunca hicieron suya
una concepción de vida y menos una teoría gnoseológica. Por ello quizá muchos
se preguntaban, cómo hacia el historiador Carlos Lazo para no renunciar a su
teoría a su forma de hacer y concebir la historia, enseñando con el ejemplo lo
que es ser un historiador comprometido con la realidad y un marxista a cabalidad.
En ese
sentido a Carlos Lazo le tocó hacer
frente a dos momentos complejos, el repliegue político general, y el
cuestionamiento al marxismo como concepción de análisis y la ofensiva
neoliberal, denominada en el plano de las ciencias sociales como “la
derechización de las ciencias sociales”. Frente a la cual inició una lucha frontal contra la historia
no ciencia, la moda de los años 90 en la forma de hacer historia, la
posmodernidad. Podríamos decir que Carlos Lazo, parafraseando a Lucien
Febvre, desarrolló sus combates por la historia, no sólo en conferencias y su cátedra sino en escritos y entrevistas a estudiantes, e
identificando a la posmodernidad como un
peligro para la ciencia histórica
La postmodernidad es
una criatura de la economía globalizada contemporánea, es un enlatado ideológico que lanza
al mundo una visión de la historia que obscurece lo que fue el pasado, que
genera la confusión y que trasforma el conocimiento de la historia en un
artificio y al historiador en un artesano-artista. De la historia
postmoderna no puede surgir ninguna conciencia histórica que contribuya a la
formación de una conciencia de clase que apunte a liberar al país de sus
enemigos internos y externos. A la corriente postmoderna hay que
combatirla por ser un asunto de dependencia o libertad.
Pero regresando a la preocupación
de Lazo y Tord en los años 1980, podríamos
mencionar que es clara su apuesta por dotar de utillaje teórico a los
futuros historiadores del mundo colonial, todo ello enrumbado en un método de
análisis y un conjunto de categorías conceptuales que desarrollen una mejor
comprensión del movimiento social durante el Perú Colonial (s. XVI – XIX).
De esta preocupación teórica surgen
conceptos para el análisis del movimiento social como: historia social, movimiento social, feudalismo
colonial, movilización social legalista, la movilización festiva , los mecanismos envolventes de control social, las formas defensivas de acción social
como guerras de liberación, búsqueda del señor protector, acciones idolátricas,
movimientos mesiánicos, una tipología de las protestas individuales de protesta
popular (la huida, la acción auto destructora, el vagabundaje, el salteador de
caminos), trabajo a desgano, el bandolerismo social, el cimarronaje, etc.
Toda una tipología de las múltiples
formas defensivas de acción social esgrimidas por los dominados en respuesta a
la explotación de los sectores dominantes.
Esta tipología de protesta social, constituyó
durante buena parte de la década de los años 90 la veta de la cual múltiples
investigadores como Aguirre, Arrelucea, Flores Galindo, Vivanco, entre los más
importantes pudieron utilizar para reflexionar y abordar sus análisis, un
camino trazado y que contribuyó a enriquecer la historia social sobre el Perú
Colonial.
En esta perspectiva la historia del
Perú Colonial se ha enriquecido a partir de este primer abordaje teórico
metodológico hacia la comprensión de una parte fundamental de nuestra historia y que permite explicar
mucho de nuestra forma de ser hasta hace muy poco en nuestra sociedad, tomando
las palabras de Javier Tord, ese espíritu rentista que subyace aún en algunos sectores
sociales
El Rentismo tiene hoy
implicancias graves. No ve las posibilidades que el desarrollo moderno ofrece y
se aferra a figuras y formas de actuar ya superadas. No comprende la necesaria
vinculación orgánica de empresarios y trabajadores en vistas a competir.
Convive con una educación nacional deficiente que le resta posibilidades
creativas y de crecimiento. No entiende que la profesionalización y el buen
desempeño deben ser considerados más importantes que la calidad familiar,
racial o corporativa… Mantiene una actitud pasiva no productiva que desdeña la
inventiva, el riesgo bien asumido. En consecuencia, no integra, nuestros capitales
emigran, nuestra mano de obra lo sigue (Tord, 2007:23)
Estas fueron las preocupaciones de
Lazo y Tord en su momento, cuando escribieron sus escritos y luego la de dotar
a los futuros historiadores de un corpus analítico y de categorías conceptuales
que contribuyeran a poder ser desarrolladas, a partir de este primer camino
abierto con seguro muchos aciertos y meritos, fue posible que la historia
social del Perú Colonial, pudiera ser de mejor forma abordada. El camino estaba
ya más claro, había ahora que analizar con rigurosidad ya no tanto las
generalidades sino los fenómenos sociales.
Sin embargo, pasados ya tres
décadas se hace imprescindible reconocer ese camino trazado, y que ha sido por
muchos soslayado, silenciando a los autores que abrieron brecha para la
comprensión de la historia social del Perú Colonial, omitiendo sus aportes, no
reconociendo lo avanzado, quizá por subjetivismo o quizá por que hicieron suyo
un marco teórico y aún mas fueron consecuentes con él, y no resulta conveniente destacar ello. Porque
como diría Lazo en su producción en la historia es indisoluble su concepción
teórica, el marxismo, y gracias a ella pudo tener la amplitud y capacidad
analítica que sirvió para todos sus aportes en la historia social y económica
de la colonia.
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Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos. Instituto de Ciencias y Humanidades.
¨ Licenciado en Historia de la Universidad
Nacional Federico Villarreal. Actualmente culmina sus estudios de maestría en
Historia en la UNMSM.
[1] El subrayado es nuestro.
[2] Los
planteamiento de la posmodernidad niegan a la historia su carácter de ciencia,
argumentando que la carencia de leyes como lo tienen otras ciencias es un claro
indicador de sus argumentos, asimismo el historiador como agente cognoscente,
al estar influido de sus prejuicios, clase social e intereses, hace que sus estudios carezcan de objetividad
siendo subjetivos y ello quitaría a la historia su carácter objetivo
demostrando la subjetividad inserta en cada uno de los estudios del
historiador.
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