Lun, 29/03/2010 - 20:18
Danilo Arbilla
El presidente Evo Morales está preocupado por la educación de los periodistas y anunció “medidas” para “educarlos”. El propósito es que “no mientan” y que luchen “contra el imperialismo”. Establecerá además que los periodistas, para hacerle una pregunta, deberán “levantar el brazo izquierdo con el puño cerrado”. Es ridículo y parece un invento, pero no lo es. Fue denunciado en la última asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Aruba. No le quita gravedad ni a ese ni a otros hechos denunciados y ocurridos durante y después de esa reunión .
En efecto, 24 horas después el presidente del canal venezolano Globovisión, Guillermo Zuloaga, fue detenido y acusado por el gobierno chavista, por “vilipendiar” al presidente al responder a los insultos de representantes venezolanos, enviados por el gobierno de Chávez, que participaron en las sesiones de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP.
Con el pretexto de “cubrir” la reunión para medios gubernamentales de Venezuela, alrededor de una docena de funcionarios chavistas, “oficiando” de periodistas, fotógrafos o camarógrafos, pidieron hablar y se les dio la palabra. En torno a epítetos como “mafia”, “cobardes”, “mentirosos”, “corruptos” y “golpistas” giró el discurso de todos y cada uno de los chavistas, quienes se ocuparon especialmente de centrar los más duros insultos contra Zuloaga y Marcel Granier, de la clausurada RCTV.
El presidente de Globovisión les respondió muy brevemente; precisó hechos y dijo cómo habían sido y eran las cosas en Venezuela. Dijo Zuloaga, además, que todo lo que allí ocurría se trasmitía por Globovisión. Esto es, los venezolanos podían y pudieron juzgar quién decía la verdad y quién es quién, con toda la información en su poder que recibían en vivo y en directo.
No les fue bien a los “profesionales chavistas”. Hicieron un triste papel. Chávez y su gobierno no quedaron bien parados. Hasta sus propios delegados distribuyeron publicaciones en las que se recogía información de prensa sobre la orden que se dio desde Miraflores para que dispararan contra las manifestaciones populares en abril del 2002.
Cada vez se hace más difícil hacerse el tonto, dar vuelta la cara y permanecer callados. Quizás Fidel, Ortega, Correa y Morales lo sigan apoyando. Pero lo de ellos no importa, lo que sí genera expectativa es lo que harán Lula y el gobierno de Brasil y Moratinos, Rodríguez Zapatero y el reino de España, quienes resultan hoy los mayores respaldos de Chávez. Son los que aseguran que el presidente venezolano “respeta” la libertad de prensa y que preside un gobierno democrático.
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