miércoles, 26 de mayo de 2010

PARTIDO, LUCHAS, REIVINDICACIONES Y SUBVERSIÓN EN EL PERÚ CONTEMPORÁNEO (II PARTE).




Ricardo Yarasca
                                                                      “…Se viene el golpe violento que ha de
                                                                                     acabar las miserias, son heraldos de la
                                                                                     vida  wuayjichayay  anunciando nuevas
                                                                                     trillas…”  (Piedra Violenta. Julio Humala L.)



Antecedentes del inicio de la Lucha Armada

El marcador simbólico del inicio de la lucha armada protagonizada por Sendero Luminoso fue una incursión subversiva llevada a cabo en el pueblo de Chuschi,  provincia de Cangallo en el departamento de Ayacucho, el 17 de mayo de 1980. Esta acción dio a  conocerse por los subversivos como el ILA (Inicio de la Lucha Armada). Por esos momentos se desarrollaban las primeras elecciones generales en el país después de 17 años. La mayoría de limeños se enteró de la existencia este grupo subversivo al ver perros ahorcados en los postes de la capital durante el mismo año. El gobierno de Fernando Belaunde  conocedor de estas iniciales acciones consideró que se trataba de un juego político de la oposición o de un grupo de abigeos,  no  dándole  la mayor importancia y la izquierda instalada en el Congreso de la República, hacían lo posible por ignorarlo. Pocos presagiaban la magnitud que alcanzaría la lucha subversiva iniciada en este lugar tan pobre del Perú la cual llegó a extenderse hacia casi en su totalidad: Huancavelica, Apurimac, Pasco, Huánuco, la sierra de la Libertad, Cusco, Ancahs, Puno, el valle el Mantaro,  Lima entre otros. 
Inicialmente Ayacucho se convertía entonces en el principal escenario sobre el que se libró la mayor y más sangrienta parte de la guerra interna en nuestro país. En dicha provincia se han registrado cerca del 70% del total de las víctimas. Esto es un claro ejemplo de que en  toda la década del 80 en  nuestra zona  de la serranía, las más pobres del país,  se  siguieron viviendo los periodos más críticos de nuestra historia contemporánea.
Fue el  espacio geográfico ayacuchano el que se convirtió entonces en lugar de las iniciales acciones subversivas del senderismo y su posterior represión fue conformado por 7 provincias: Huanta, La Mar, Huamanga, Cangallo, Víctor Fajardo, Lucanas y Parinacochas. La capital Huamanga queda ubicada entre las provincias de Huanta y La Mar, al norte, y las provincias de Cangallo y Víctor Fajardo, al sur,  constituyéndose en el punto de convergencia de éstas provincias.
Estudios del Dr. Lorenzo Huertas señalan que Ayacucho antiguamente era sólo una parte del Obispado de Huamanga que comprendía además el departamento de Huancavelica y la provincia de Andahuaylas, indicando que  esta inmensa región fue territorio de la llamada Confederación Chanca, cuya contradicción y lucha con los Incas apertura una nueva etapa de la historia andina con el surgimiento del imperio incaico. En referencia al imperio señala: “Los Incas con el fin de sofocar el porfiado belicismo de los pueblos confederados, pusieron en práctica una vertical política de disturbación étnica, hecho que no solo implicó un haz heterogéneo de comportamientos ideológicos, sino también diferencias económicas muchas veces profundas y decisivas”[1]Esta afirmación sobre la disturbación étnica que hace referencia el Dr. Huertas permite explicarnos las rivalidades existentes entre las diversas poblaciones de nuestra país, situación que  han perdurado hasta nuestros tiempos, mostrando sus efectos también  durante la lucha interna, pues, el factor étnico tuvo efectos profundos durante la guerra desarrollada en los 80.  Ayacucho ha sido una de las regiones donde mayor vigencia ha tenido las oposiciones étnicas.
Por su parte, el historiador Juan José Vega  señala que los antiguos pobladores huantinos como los de La Mar debieron formar parte de la Confederación Chanca, pero añadiendo,  que se conoce poco de este periodo de behetría inmediatamente anterior a los incas, “se conoce mucho más de las guerras del Cusco en la región y de que fueron gente indómita y tan belicosa que los incas tuvieron aprietos en su conquista”. Tal es así que el general Anco Huailla quien dirigió la sublevación contra el inca Yahuar Huaca en la que participaron Chancas, Huancas y Huamanes. Los quechuas, al mando de Titu Maita, sobrino del Inca, no pudieron reducirlos y se vieron forzados a retroceder hasta las puertas mismas del Cusco. Posteriormente triunfadores los incas formaron con las cabezas de los vencidos una inmensa pirámide, la cual originó el nombre de Ayacucho, es decir “el rincón de los muertos”
Durante las acciones emprendidas contra los pueblos  ayacuchanos durante  la colonia se puede decir que fracasaron en más de las veces sobre todo en las comarcas iquichanas “por lo que se reconocería a  iquicha  como tierra marginal, despreciada de jalcas   inhóspitas  que alejaban a los catequistas y hasta a los cobradores de tributos.”[2]
Durante la colonia Huamanga se convierte en un centro de gran valor comercial y estratégico en el camino que unía Lima y Cusco. Llegando a convertirse en uno de los centros religiosos de catequización de mayor importancia y en la ciudad predilecta para que dueños de las minas de Huancavelica y para que los latifundistas construyeran sus mansiones señoriales.
A pesar de una aparente calma en la zona fueron diversas las acciones de conflictos y las luchas en la zona ayacuchana, tal es el caso que en tiempos de la independencia, los nativos iquichanos de la región de Huanta, fueron colaboradores de las tropas realistas, enfrentándose a sus rivales de Pampa Cangallo,  los celebres morochucos. La rivalidad tuvo sus peculiaridades: mientras los morochucos, descendientes, según se conoce, de los almagristas derrotados en Chupas, se alistaban en defensa  de las banderas libertad y la ruptura con España, los iquichanos de origen básicamente indígena, sostuvieron fervientemente la defensa de la corona española.
Es de esta zona donde se conoce de José Antonio Navala Huachaca campesino iletrado con grandes dotes de mando que luchó  al lado de los españoles en contra de la República en más de cien encuentros desde 1814, momentos  en que  derrotaron a una columna enviada por el brigadier Pumacahua a Ayacucho, al mando de Gabriel Bejar. Entre otras de sus acciones  Navala  también fue reconocido por liderar   la rebelión de Iquicha de 1827 quien al mando de 15,000 indígenas que poblaron la parte comprendida entre Huanta y la Mar intentó restablecer el Virreinato. Teniendo como resultado la derrota. Navala Huaacahaca si llegó a ser  vencido en algunas de estas luchas,  jamás se rindió ni lo capturaron.[3]
Estudios de Ramón Fajardo  detallan igualmente que,  al iniciarse la lucha por la independencia,  la Universidad San Cristóbal de Huamanga no podía quedar al margen de ésta, sectores criollos y algunos sacerdotes tomaron parte a favor de la causa emancipadora. Así dos estudiantes cristobalinos José María Alvarado y el cura Valentín  Munariz captaron a los campesinos de Lucanas y a los Morochucos a favor de la emancipación y precisamente con ellos se dará inicio a la composición de los primeros efectivos que tendrá el general Álvarez de Arenales[4].  Por otro lado otras acciones de  combate fueron desarrolladas por los iquichanos, años después, contra los siguientes presidentes del Perú: Santa Cruz, Gamarra, San Román,  Benavidez, Echenique, Vidal Torrico,  Bermúdez y Diez Canseco.
Todas estas acciones se configuran en hechos que nos permiten determinar que esta parte de nuestro país se ha caracterizado por una  tradición histórica violenta y muy conflictiva.
Para entender el fenómeno de la violencia política en nuestra sociedad  contemporánea y el porqué del inicio de su accionar en un lugar muy recóndito del país, hay la necesidad de comprender al país que lo hizo posible, si bien es cierto que la pobreza, el atraso y el abandono de los poderes públicos en Ayacucho ofrecieron a los senderistas condiciones favorables para la irrupción de lucha armada, es necesario a tomar en cuenta, dentro el espacio regional, donde se desarrollaron las primeras acciones subversivas, que  papel que cumplió la élite intelectual provinciana que dirigió y preparó las bases sociales del fenómeno insurreccional. En esta perspectiva hay  considerar el papel que desarrolló la educación Universitaria en dicha zona.
Consideramos importante en el análisis del tema abordar el estudio de la ideología y la mentalidad que une a los actores sociales en el proceso de desarrollo de la violencia. Si bien consideramos pensar los acontecimientos en términos de totalidad, tampoco  podemos dejar de lado las condiciones particulares vinculadas al mundo universitario y al problema de la educación en el país.
Respecto a la educación superior universitaria partimos del reconocimiento que las universidades son producto de las sociedades y a la vez  influyen en los cambios que se producen en éstas. En este sentido afirmamos que radicalismo que caracterizó a la universidad peruana en la década del 60 y las dos siguientes y que muchos han identificado como una etapa de crisis de la universidad en el país, ha resultado  más bien en realidad un problema presente en la misma sociedad,  la que resultó demasiado cerrada, resistiéndose  por décadas al cambio social, y cuando éste se dio dentro de amplio proceso de urbanización, desbordó todas sus instituciones, una de ellas la universidad.
Si bien es cierto que debemos formularnos como pregunta general qué es lo que caracterizó en su conjunto a la sociedad que produjo la violencia política,  desde una perspectiva más especifica creemos de importancia el interrogarnos también ¿qué papel desarrolló la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga dentro de dicho proceso?
Respecto a la pregunta de carácter general se tiene que la organización socioeconómica que caracterizó a Ayacucho, en  momentos de la reapertura de la universidad, estuvo conformada por 205 haciendas las cuales  se encontraban especialmente en las provincias de La Mar, Huanta y  Huamanga  representando el 81.3 % del número total del Departamento, encontrándose en esta última provincia y capital del Departamento,  entre 120 fundos y haciendas, mientras en la provincia de Huanta se encontraban un total de 51 haciendas  y 25 en la Mar donde también se hallaban las comunidades más grandes de la región.
Apreciaciones hechas por el  profesor César  Guardia Mayorga al respecto nos muestran el notable contraste existente entre latifundio y las comunidades indígenas. Indica  que “en los latifundios los campesinos viven en las condiciones más desventajosas que los europeos de la época feudal, pues viven en la más completa sumisión, ignorancia y explotación. En cambio en las comunidades podemos decir se hallan al margen de la actividad política social y cultural del país. Su producción es de  subsistencia, y si hay algo positivo entre sus miembros es el sentido de ayuda mutua, cooperación, solidaridad y relativa libertad, basada en la tenencia de la tierra y del ganado, y la influencia de la tradición de tiempos de la comunidad primitiva” [5]  Con la reapertura de la Universidad este aislamiento de parte de las comunidades, al que se hace referencia en la cita, poco a poco iría superándose y el elemento educativo universitario en tal sentido tuvo mucho que ver en este sentido.
El índice de analfabetismo, en Ayacucho era para aquellos momentos uno de los mas altos de América Latina  y del mundo, pues alcanzó un 68.5 % de la población en edad de estudiar. Estudios elaborados por el Instituto de Planificación  existente en país indicaron que  la cobertura de servicios educativos era mínima atendiéndose solo a un 36.5 % de la población en edad escolar.
Investigaciones de Raúl Gonzales señalan  en una  conversación sostenida  con un profesor universitario  que formo parte de Sendero Luminoso, en la periferia,  hasta el año 1974, ( de quien no señala el nombre) éste explicaba  acerca del nacimiento de esta organización en Ayacucho por múltiples razones, entre las que consideró ser una ciudad postergada secularmente, pero que los campesinos no tenían conciencia de esa postergación; surgiendo ésta cuando ingresa en funcionamiento la Universidad Nacional de Huamanga que les hizo ver en forma directa o indirecta, “que todos tenían derechos y servicios a los cuales aspirar y que las palabras justicia e igualdad existían”[6]
La Universidad Nacional de Huamanga y su Reapertura.
La primera fundación de la Universidad de Huamanga se realizó el 3 de julio de 1677. Por iniciativa del Obispo de la Diócesis Monseñor Cristóbal  Castilla de Zamora, en ese momento  existía en el Perú, solo la universidad San Marcos, estableciéndose en 1551. Fue clausurada después de casi 200 años de funcionamiento y se reabre 80 años después poco antes de finalizar las década del 50 del siglo XX.
 La región ayacuchana fue afecta a notables cambios con la reapertura de la Universidad San Cristóbal de Huamanga. Al respecto Luis Guillermo Lumbreras, quien fue profesor de la Universidad de Huamanga y conocedor de la historia de los primeros año de la reapertura, indica que la demanda de su funcionamiento estuvo liderada por los sectores más conservadores que pugnaban por reabrir lo que ellos pensaban podía ser el lugar donde encontrarían una tribuna. “De modo que la universidad fue reabierta por presión de ese sector conservador, que inicialmente pensaban en una universidad tradicional, teológica, una institución al servicio de la formación de frailes y abogados, una universidad típica, conservadora y tradicional”[7]
Lo que sucedió fue algo distinto, pues la dirección recae en la responsabilidad de Fernando Romero  un ex miembro de la Marina de Guerra del Perú, capitán de industria liberal quien  influenciado por la doctrina de la universidad norteamericana contribuyó a sentar las bases para la formación de una universidad moderna, eficiente y al servicio de la región, esto significó que no tenían relación con las formas tradicionales y provincianas de vida en la zona, sino mas bien  se comenzarían  a identificar con los campesinos y su problemática.
Para el inició del funcionamiento de la universidad, en esta nueva etapa, se contó con la colaboración de los vecinos notables de Ayacucho y  con el apoyo de una comisión nombrada Ad Hoc por el Ministro de Educación, el  historiador Jorge Basadre. Fue así que el Plan de Organización y Funcionamiento de la Universidad fue presidido por el Dr. Luis E. Valcárcel, y contó entre sus miembros  a personalidades como Emilio Romero, Carlos Alberto Protzel y José María Arguedas. El Plan de Acción estuvo encaminado al logro de innovación del campo educativo con una institución universitaria que resultase funcional en términos regionales, por lo que se adecuó los estudios e investigaciones académicas a tales necesidades. Para ello se dinamizó el curriculum de estudios, implementando por primera vez en el Perú el ciclo básico  y el sistema de créditos, a la vez que se crearon las carreras como antropología, y sobre todo Ingeniería Rural, que no existía aun en ninguna universidad del país, se formaron enfermeros y obstetras, ellos  comenzaron a atender y abordar los problemas más apremiantes de la zona. Como parte de la promoción de estudios y actividades orientadas a reivindicar y revalorar el patrimonio cultural de la región se inauguró un plan piloto dirigido y orientado por el Dr. Peter Hald famoso artista en cerámica y famoso acuarelista catedrático de la Real Academia de Bellas Artes de Dinamarca.
Es así que el impacto de la reapertura de la universidad fue tremendo, acelerándose el ritmo de la vida provinciana con el  crecimiento  del comercio. Fue esmerada la selección del personal docente y con honorarios que superaban incluso lo que podría percibirse en universidades de Lima como San Marcos o Católica. En este sentido la élite provinciana dedicada al comercio se vio desplazada por los docentes e intelectuales que se constituyeron en un nuevo núcleo  de conversación y debate.
En este sentido Luis Millones señala que la reapertura de la universidad resultó impactante para los estudiantes cuya mayoría habían egresado de colegios locales y  también para un gran número  de jóvenes que llegaron desde Ica quienes se sintieron  muy cercanos a sus profesores. Para ellos sus profesores “fueron muchos más que docentes, sus casas se convirtieron inmediatamente en seminarios de reflexión y consejo, a quienes acudían a consultar toda clase de problemas. Para los profesores, Huamanga abrió un tipo de responsabilidad inédita y un prestigio local que en algunos casos fue convalidado a nivel nacional (Julio Ramón Ribeiro, Hernando Cortez, Luis G. Lumbreras,  Duccio Bonavía,  Fernando Silva, Enrique Camino etc.)” [8]
Probablemente los alumnos ingresantes a las aulas universitarias huamanguinas condicionados por un mandato generacional tienden a concentrarse en las facultades de Educación, Agronomía, Ciencias Sociales y Obstetricia. En las aulas y en los patios se encontraran con una nueva ideología: el maoísmo y a través de él, con las claves explicativas de su pobreza, así como con un proyecto radical de base campesina.
Sobre el contexto social en momentos de la reapertura de la Universidad se vislumbran  una correlación de cambios, si aún se manifiestan relaciones de servidumbre como el pongaje, el yanaconaje, o el sistema de haciendas en determinadas zonas, por otros lugares como en  la región de Pampas los campesinos están  alzados, reclamando mediante acciones  como la   toma de tierras. Tal es el caso que el 31 de enero de 1960 en Pomacocha, con la asesoría legal de la Confederación Campesina del Perú se fundaba la Asociación de Colonos de Pomacocha quienes  comenzaron a dirigir sus luchas a la supresión de la servidumbre. Esto determinó que inmensa hacienda Pomacocha  fuera tomada por milicias de campesinos. Un documento publicado por la Confederación Campesina del Perú con fecha octubre de 1970 que nos da mayor conocimiento sobre las condiciones de los campesinos en Ayacucho  detalla: “El pueblo de Pomacocha, antes de organizarse en Unión Campesina, fue una hacienda de las     monjas religiosas de Santa Clara del Dpto. de Ayacucho, que vivían en un sistema de esclavitud feudalizante, porque de la tierra que ocupaban pagaban arrendamiento anual, estaban obligados a los servicios gratuitos  y eran alquilados a otros como bestias de carga, fuera de estos hechos, prestaban servicios de pongaje, mita, suyo, pagaban yerbaje, las viudas estaban obligadas a prestar servicios así como los niños y ancianos”. Luego de fundada  Unión  Campesina de Pamacocha  conformada por sectores de  Chanén, Chito y Vilcashuaman dejan de pagar arriendos en forma simultánea y se niegan a prestar servicios gratuitos. Es innegable la participación del Partido Comunista en el apoyo a los campesinos estas luchas.[9]
Casos como el mencionado y otros más que se sucedieron  durante la década del 60 muestran un contexto social de beligerancia general en la región. Es decir cuando la Universidad de Huamanga entra nuevamente en funcionamiento la efervescencia campesina ingresaba a niveles desarrollo nunca antes vistos. En la Convención y Lares, son los mismos campesinos quienes se dan cuenta de la necesidad de agruparse a escala de cada hacienda para reclamar colectivamente ante los propietarios.
En lo político en esta década se produjeron hechos importantes en el país como los procesos electorales de 1962 y 1963 en los que se reveló que el APRA ya no tenía el control de la dirigencia de los sectores sociales campesinos y obreros, pues fueron apareciendo fuerzas reformistas burguesas de gran importancia al lado del notable avance de las fuerzas de izquierda.
La reapertura de la Universidad Nacional de Huamanga se da en estas circunstancias y al poco tiempo de entrar en funcionamiento, ya era acusada por el sector conservador de Ayacucho de estar politizada y de ser comunista. En palabras de Luis Guillermo Lumbreras “los viejos terratenientes escandalizados y los burgueses y pequeño burgueses alarmados comenzaron a entender que la universidad no era más una aliada de su tropelías y habiendo sido antes los promotores de su apertura, se convirtieron en sus detractores” [10]
Aunque cabe señalar que esta politización estudiantil,  no era  un caso exclusivo de la Universidad de Huamanga, sino se trató de un hecho generalizado de la universidad en el país.
Dicha politización a la que hacemos referencia podemos identificarla y directamente vincularla a tres factores básicos: en primer lugar  por el ensanchamiento de la composición social de la Universidad, segundo  por los reclamos colectivos de cambios sociales y por último por la dación de la Ley 13417 promulgada  en abril 1960.
El primer elemento está  relacionado a la enorme cantidad  de hijos de campesinos, obreros, artesanos, y otros modestos trabajadores que vieron en la educación y en la universidad un medio de ascenso social que les permitiera salir del abuso y la violencia en que podían encontrarse sumidas sus familias, así como salir de la pobreza y el atraso. El segundo elemento puede ser representado por el incontenible número de protestas y luchas por mejoras económicas de las clases sociales explotadas. El tercer elemento, es decir la nueva Ley Universitaria, lo  identificamos por lo que significó históricamente el triunfo, si se quiere  político del cogobierno, el que también favoreció la creación de un cierto espacio democrático que hizo posible la coexistencia de tendencias política y científicamente encontradas dentro del claustro universitario.  Señaló Valentín Paniagua, sobre la mencionada norma universitaria,  que   “esa Ley que democratizó en cierto modo la universidad fomentó su politización y una muy intensa politización en la década del 60 y la siguiente[11] .
Como ya se ha indicado la Universidad de Huamanga no escaparía a esta politización, investigaciones de la CVR indican que en el año 1961, cuando la universidad tenía menos de 400 alumnos, se forma el Frente Estudiantil Revolucionario (FER) impulsado por la Juventud Comunista  las que  fueron integradas por un conjunto de vertientes izquierdistas e independientes. Esta organización estudiantil tendrá la hegemonía en la dirección de la organización estudiantil durante los siguientes años. Si bien es cierto que para  inicios de la década del 70 el grupo estudiantil más numeroso,  mejor organizado y consecuentemente dominante fue el FER Sendero Luminoso, no se puede dejar de reconocer el trabajo desplegado por las otras organizaciones políticas estudiantiles al interior de la universidad como fueron: FER Antifascista (Patria Roja), JUMIR (Juventud Mirista), FUE (Frente Universitario estudiantil), FESC (Frente Estudiantil Cristiano), ORE ( Organización Revolucionaria Estudiantil), MEP ( Movimiento estudiantil Popular), entre otras.   
Serán  los del FER Sendero Luminoso los que  el año 1962,  darán su apoyo a Efraín Morote Best, para la elección como  Rector de la Universidad,  consolidándose  así  la hegemonía de las corrientes marxistas sobre el APRA y los socialcristianos.
Es precisamente el Rector Efraín Morote Best quien en 1962 extiende la oportunidad de trabajo en la Universidad de Huamanga al profesor de filosofía Abimael Guzmán Reinoso quien se llegó a convertir algunos años mas adelante  en el  líder máximo de Sendero Luminoso, conocido por su organización como el presidente Gonzalo.
En relación al poblamiento de la Universidad de Huamanga se observa un crecimiento notable, si al reiniciar sus actividades se contaba con 228 alumnos, en   el año 1964 la universidad  ya contaba con un total de 858 alumnos matriculados tanto en el Ciclo Básico como en sus tres facultades en funcionamiento.
Para los años siguientes ya se identificaba a nivel nacional que  la Universidad de Huamanga era comunista. Tal es el caso que el Rector  Efrain Morote  hace explícita una denuncia, de que la autonomía había sido sujeta a un ataque del gobierno, esto a raíz de unas declaraciones de altos dignatarios del Estado quienes hicieron  una serie de acusaciones contra la Universidad, como el de emplear dinero de donativos europeos para comprar armas. Para el Dr. Morote esto no era más que  “una multitud de hechos que atados unos con otros estaban demostrando un ánimo de intervención en la vida universitaria y destrucción de las esencias mismas de la universidad”[12]. Haciendo una reflexión sobre las luchas y reivindicaciones estudiantiles de esos momentos el Dr. Morote consideró que  “la universidad no podía mantenerse al margen de la inquietud de la sociedad, de sus aspiraciones y de sus anhelos de cambio” pero refiriendo también que la universidad “debía de tener absoluta independencia de toda injerencia política, sea cual fuera ella por muy nacionalista que pareciere, dejando establecido que era condenable la interferencia del comunismo internacional como de cualquier sistema político en las universidades”
Estas afirmaciones de Efrain Morote pueden explicar hasta cierto punto la ruptura entre éste y Abimael Guzmán, pues el Rector  se oponía a la extrema politización de la universidad.
Esta intensa politización de ideología marxista que se indica, no fue exclusividad de la Universidad de Huamanga, sino que se generalizó hacia la mayor parte de las universidades existentes en el país. Así lo demuestran por ejemplo las  apreciaciones del Rector de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana Emilio Gordillo quien afirmó  en una reunión de rectores en 1965 que,  si bien las universidades del país habían tenido problemas, había jugado un papel muy importante el aspecto político y que no se podía negar de que en las universidades “se estaba  haciendo política” y que “de acuerdo con los principios legales vigentes no debía aceptarse que  las universidades sean lugares donde se haga política partidarista” por lo que consideró que sería muy importante en los acuerdos realizados por el  Consejo Inter Universitario proponer un acuerdo para “rechazar la intromisión política partidarista en las universidades porque contribuía a ahondar las discrepancias y a desvirtuar los fines y la razón de la institución[13]
Fue el año 1966  en que se recortan drásticamente las rentas de la universidad peruana.  A partir de entonces la efervescencia universitaria comienza un notable ascenso. La situación de caos  y violencia que se vivió en el ámbito universitario aquel entonces no sólo fue desatada en Lima pues en el interior del país los conflictos también cobraron notoriedad.
En el caso de La Universidad de Huamanga,  ésta había elaborado su proyecto de presupuesto para 1966 por una suma de  S/. 33’317,204.18 Soles. Con la mencionada suma sus autoridades reconocían poder satisfacer sus requerimientos para su normal funcionamiento y  desarrollo. El proyecto indicado fue recortado en un 35 % en el Anteproyecto de Presupuesto General de la República que presentó el Poder Ejecutivo al Parlamento Nacional  y éste hizo una nueva reducción hasta asignar a la Universidad de Huamanga solo S./ 18’149,265.00 Soles. Esta  suma era  mucho menor a la asignada en 1965 la cual había llegado a la suma de S./ 21’716,187.95 Soles. Desequilibrando  totalmente las responsabilidades económicas de la institución.
Este hecho no sólo mereció el repudio de los componentes universitarios, sino de la casi la totalidad del pueblo ayacuchano mediante la participación de sus organizaciones,  como el recién creado Frente de Defensa del Pueblo de   Ayacucho quien  tomó como bandera de lucha por  “la defensa de la universidad”. 
Así como en Ayacucho,  fueron una serie de conflictos los que se sucedieron a nivel universitario a lo largo del país en rechazo por el recorte de las rentas y otros motivos. La prensa nacional capitalina dará conocimiento de innumerables  hechos violentos en Lima mostrando  titulares como: “estudiantes exaltados. Con bombas molotov atacan ómnibus” a raíz de hechos protagonizados por estudiantes sanmarquinos al incendiar tres ómnibus de servicio público en reclamo por el alza de pasajes; otros encabezados periodísticos detallan “Juez Decreta Libertad de Doce Estudiantes”   en el que se hace referencia a alumnos que fueron puestos en libertad por el Juez Instructor Dr. Juan Chill Mezarina al comprobar que no les alcanzaba responsabilidad contra la tranquilidad pública al ser capturados en un mitin estudiantil realizado en el Parque Universitario en protesta por el alza de pasajes y por solicitar aumento de rentas para las casa de estudio.[14]
Otros  casos de las violentas acciones de los estudiantes son acontecidos en  universidades como San Luis Gonzaga de Ica donde los estudiantes a fines de 1967 capturaban sus locales en protesta contra el Dr. Gregorio Garayar a quien acusaban de pretender “acomodar” las elecciones para elegir nuevo Rector y permanecer en el cargo por seis años consecutivos[15]
En Arequipa Marcial Chalco Presidente de la Federación Universitaria afirmaba que él y los estudiantes arequipeños estaban dispuestos a “entregar sus vidas en defensa de los intereses de la Universidad” anotando que la huelga iniciada el día de 20 de diciembre de 1967, en protesta por el recorte de los presupuestos,  debía continuar “hasta las últimas consecuencias[16].
En Trujillo estudiantes universitarios se enfrentaban en una  terrible gresca  con  miembros de la Policía  de Investigaciones frente su local universitario motivados por la  defensa de la captura que pretendían hacer del Presidente de la Federación Universitaria de Trujillo Ruffo Cárcamo por orden de las autoridades judiciales[17]
Como podemos observar la situación de enfrentamiento y de intensificación de la violencia de parte del sector estudiantil comienza a generalizarse por casi todo el país,  y  se recibe como respuesta de parte del Estado,  la persecución y la represión del estudiantado por sus expresiones de protesta, más aun si éstos mostrando visos de politización comunista dieran indicios de utilizar los claustros universitarios como el lugar propicio para desarrollar sus  actividades político partidaria  y de preparación ideológica.
El  pronunciamiento de la institución de más alto nivel universitario el Consejo Inter Universitario (CIU) frente a esta situación de conflicto y violencia ejercida por los estudiantes fue responsabilizar precisamente a los partidos políticos y a grupos de presión, considerando que éstos eran quienes llevaban sus pugnas partidarias a los claustros universitarios, “a fin  de alcanzar el predominio político en las universidades para ponerlas al servicio de sus intereses ideológicos o de grupo, utilizando para ello a las agrupaciones estudiantiles políticamente organizadas”[18]
Los disturbios y las medidas de fuerza lejos de encontrar apaciguamiento siguieron acrecentándose, al año siguiente los estudiantes de la Escuela de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa se declaraban en huelga de hambre y capturaban en local de su Universidad exigiendo la renuncia del Decano de Ciencias Económicas Dr. Álvaro Collantes[19] a quien denunciaban por considerar haber fracasado en su gestión para contratar catedráticos especializados para su Facultad.
Nuevamente en  Lima la intervención de la Guardia Civil y el Cuerpo de Servicios especiales impedía que alumnos de la Universidad Peruana de Ciencias y Tecnología tomaran su local en reclamo a las autoridades de la Facultad de Arquitectura[20], y en San Marcos su Vice Rector y Presidente del Comité de Admisión Simón Pérez Alba señalaba que “los actos de terrorismo acaecidos en el local universitario el día 15 de febrero trataban de impedir las pruebas de admisión como consigna de los rojos de desatar el terror y el caos” [21]  denunciando además que los dirigentes de La Federación Universitaria de San Marcos (FUSM) “habían despilfarrado más de un cuarto de millón de soles destinado al comedor de estudiantes”[22]  Ejemplos como estos ponen en evidencia las innumerables pugnas de poder en el ámbito universitario con claras connotaciones ideológicas. 
Hasta principios de 1969, el régimen dominante de las universidades era el de la “autonomía” económica y académica. En la universidad de Huamanga 2 años antes la Asamblea Universitaria entregó sus funciones de Rector y Vicerrector a los señores Luis Gonzales Carré y al Dr. Jacobo Alcabés Advala para el periodo iniciado en 1968, cesando en sus funciones Efrain Morote Best. El periodo de vigencia de estas nuevas autoridades no llegó su termino, pues en   febrero de 1969, el Gobierno militar encabezado por Juan Velasco, ahora en el poder,  dio una nueva Ley Universitaria, ésta fue sorpresa para la comunidad universitaria. Opiniones de miembros de la comunidad universitaria como  de Raymundo Villagrasa Decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Pacífico y otros, la dación de la Ley 17437 fue algo inesperado, indicando que se los  “tomó por sorpresa. Aunque nos habían llegado rumores de que algo se estaba urdiendo respecto a las universidades. Según el estilo militar se trataba precisamente de eso, de dar el golpe sin que el “enemigo” pudiera oponer menor resistencia. Tan paralizadas las dejó que una de las primeras disposiciones transitorias fue, precisamente la de cesar a todas las autoridades con excepción del Rector”[23].
 En el mismo sentido el Arq. Santiago Agurto Calvo ex presidente del Consejo Inter Universitario (CIU), se manifestó con molestia por no haber sido consultados  sobre la dación de  nueva normativa, por lo que dejó constancia expresa de su desacuerdo  tanto en  la forma y el fondo sobre algunos aspectos de dicha Ley. Señalando que “esta ocasión lamentablemente, no hemos tenido la oportunidad de hacerle llegar nuestra voz y lo que es más grave se ha legislado con sorpresa”[24]
Para Jacobo Alcabés Avdala Rector de la Universidad de Huamanga la Ley Universitaria 17437 vulneraba los principios constitucionales y el ordenamiento jurídico del país. Dichas afirmaciones se basaron en la consideración de que la autonomía universitaria devenía en una mera formalidad por hallarse sometida al Sistema de la Universidad Peruana  y al Ministerio de Educación   y con el pretexto de acabar con la extra territorialidad, se permitía el ingreso  a las fuerzas policiales al recinto universitario. Su rechazo a las funciones desempeñadas por el CONUP fue rotundo cuestionando el hecho de no sólo tener una labor de coordinación, sino de tener poderes de decisión e intervención en todos los planos de la vida universitaria, en suma la desaparición  democrática de la vida institucional de la vida universitaria.[25]
En concordancia con el verticalismo militar mencionado, al mes siguiente de dada la nueva Ley Universitaria (D.L 17437),  se promulga otro lesivo decreto,  el D.S. 006.ED el cual  dispuso que   los alumnos de los planteles oficiales de Educación Secundaria Común, de Educación Secundaria Técnica, Mando Intermedio y Formación Magisterial, que pierdan la gratuidad de la enseñanza, abonarán la suma de cien soles oro (S/.100.00) mensuales de abril a diciembre”.
Los estudiantes de Ayacucho y el pueblo en general, consideraron la dación del Decreto 006.ED como un atropello y abuso, emprendieron así una lucha denominada  “lucha por la gratuidad de la enseñanza”,  lo que determinó que para el mes de  junio a raíz de las continuas  protestas fuera herido un estudiante de gravedad en circunstancias de un choque con la policía  por lo que fue necesario trasladado a Lima. A raíz de este hecho se intensificaron más las protestas exigiendo la destitución del Prefecto y sanciones para los jefes de la Policía. Cuando los manifestantes, principalmente padres de familia y estudiantes,  marchaban a la Comandancia de la Policía son duramente reprimidos, motivo por el cual resultó herido otro estudiante. Es entonces que se paraliza  la ciudad entera, extendiéndose la lucha a la ciudad de Huanta. El día 21 de junio,  luego de varios enfrentamientos con la policía, se detiene a muchos de los manifestantes entre ellos estudiantes, campesinos, profesores y otros pobladores. Al reaccionar la población contra estas detenciones se hace intervenir al destacamento de los Sinchis cuerpo de policía especializado en lucha antiguerrillera y bajo las órdenes del Ministerio del Interior,  éste destacamento efectuó una feroz represión dejando un saldo de por lo menos 14 muertos y 57 heridos el día 21 de junio.
Este día se detienen a varios profesores, alumnos y empleados de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga quienes tuvieron una decidida participación en apoyo a lucha por la derogación del Decreto D.S. 006.ED. A estos profesores y alumnos  universitarios detenidos por la policía  se les imputó diversos delitos contra la seguridad del Estado. Entre los profesores detenidos se encontraron: Manuel Abarca Cervantes, René Casanova Silva, Abimael Guzmán Reinoso, Enrique Moya Bendezú, Jaime Rivera Palomino, Ricardo Rojas Tello, Jorge Velasco Pejavez. Entre los empleados detenidos estuvieron Samuel Huancahuari Matías y Rafael Alarcón, los once restantes fueron alumnos de la universidad entre los que permanecieron casi durante un mes detenidos, encontramos entre ellos a Mario Benetres Espinoza, Edgar Carhuaz Larrea, José Ovidio  Coronel Aguirre, Manuel Herbozo Alvarado, Dubal López Meza, Marciano Mallaupoma Espinoza, Carlos Yoshio Kawata Makabe, Rafael Velarde  Alvarado, Francisco Huanmantinco Cisneros, Marcial Molina Ritcher y Héctor García  Blasquez Bedoya. Muchos de los estudiantes detenidos tuvieron una activa participación en FER. S.L en la Universidad San Cristóbal de Huamanga de donde se reclutaron posteriormente a un sector importante de los cuadros dirigentes pertenecientes a las filas del senderismo.
Las gestiones del Rector Jacobo Alcabes Avdala fueron constantes hacia diversas instituciones y dando conocimiento de tales acciones  al  Consejo Nacional de la Universidad Peruana (CONUP), buscando de apoyo para los detenidos,  pues  se consideró que tales medidas vulneraban los derechos humanos además de  afectar notoriamente al Sistema de la Universidad Peruana.
Habiendo transcurrido 26 días de la detención de los miembros de la comunidad universitaria huamanguina,   la misma institución universitaria designó una Comisión presidida por el profesor Juan  Pérez Coronado y Juan Morillo Ganoza, a fin de llevar a cabo  una serie de gestiones encaminadas a obtener la libertad condicional de los detenidos. Desde el inicio del proceso ante la II  Zona Judicial de  Policía los detenidos fueron asistidos por los abogados  Ricardo Feijoo, Laura Caller,  Benjamín Castañeda, y posteriormente Oscar Medellius. Posteriormente los inculpados serían puestos en libertad.
Puesta en vigencia Ley Orgánica de la Universidad Peruana, (D.L 17437) una de las primeras disposiciones transitorias, fue la de cesar a todas las autoridades de cada universidad con excepción del Rector. La misma Ley disponía que ninguna universidad pudiera comenzar sus clases del año académico de 1969 si es que antes no cumplía con presentar un plan de reorganización, según los parámetros detalladamente establecidos por la Ley y que fuera aprobado por el CONUP. En razón de este cumplimiento el 22 de octubre de 1969 se procede en la Universidad de Huamanga a elegir a los Jefes de los Departamentos Académicos y a los representantes docentes ante las direcciones de los Programas Académicos. Unos días después se frustró la elección de los delegados alumnos, programándose una nueva elección para el día 4 de noviembre, en el que se  produce un total ausentismo de alumnos.
En estas condiciones, el Consejo Ejecutivo optó por llevar a cabo  las elecciones de Directores de los Programas Académicos en base solamente a los delegados docentes y postergar la instalación de la Asamblea Universitaria para el día 12 de noviembre. De conformidad con los resultados de los acuerdos de la Asambleas, fueron elegidos como autoridades: Roberto Ishikawa (Rector) y José Díaz Flores (Vice Rector) y las Direcciones Universitarias fueron conformadas de la siguiente manera:
Planificación: Gerardo Mendoza Delgadillo
Investigaciones: José Díaz Flores
Personal Académico; Administrativo y de Servicios: Abimael Guzmán Reinoso
Economía y Servicios Administrativos. José Ibáñez Dávila.
Evaluación Pedagógica y Servicios Académicos: Juan L. Pérez Coronado.
Bienestar Universitario y Estudios Estudiantiles: Antonio Díaz Martínez.
Proyección Social y Órganos de Promoción: Enrique Moya Bendezú.
 Cabe anotar que la composición de las nuevas autoridades no tendrá un carácter homogéneo respecto a las posiciones partidarias e ideológicas, pero se tiene en la lista de autoridades a quien se convirtió en el  jefe máximo de PCP Sendero Luminoso en la Dirección de Personal  y a Antonio Díaz Martínez considerado  como uno de los ideólogos más importante de dicho Partido y quien fuera muerto en la matanza de los penales durante el  primer Gobierno de Alan García. La presencia tanto de Guzmán  como de Díaz Martínez en estos importantes cargos directivos debió expresar el prestigio y la influencia crecientes que habían conseguido Sendero Luminoso como organización política  en la Universidad de Huamanga. 
El hecho de contar con algunos líderes partidarios dentro de la estructura directiva de la Universidad debió favorecer al trabajo político en su interior, además si a esto se suma que ya desde 1964 Abimael Guzmán había sido Director del Ciclo Básico de Estudios Generales, espacio del que se ha afirmado ser donde concientizaba a los alumnos recién ingresantes a la Universidad, es decir donde se iniciaban en el conocimiento de los fundamentos básicos de la concepción filosófica dialéctica materialista o  la concepción científica del mundo.
Si nos detenemos un momento a la revisión de los cursos desarrollados en el Ciclo Básico de Estudios Generales, se  confirmará la importancia que tuvo para gran parte de  alumnos huamanguinos en la forja de un pensamiento social destinado al logro de sus planteamientos de construir una sociedad más justa a través de la trasformación del sistema económico, político y social. Veamos cuales fueron algunas de estas asignaturas.
Para la década del 70 se continuaban impartiendo  asignaturas como: Español I, II, y III, Matemática, Propedéutica I y II, Estudio del Hombre I y II,   Análisis del Perú I, Concepción de la Naturaleza Orgánica I y II, Bases Filosóficas, Introducción a la Economía Política, Quechua, Economía Peruana entre otros.
Respecto a los contenidos a desarrollar  en estos cursos tenemos por ejemplo:   en la asignatura  “Estudio del Hombre I”  se comprendieron temas referidos al surgimiento de la sociedad humana desde sus orígenes hasta el sistema  capitalista y el desarrollo del pensamiento social a través del tiempo, uno de los objetivos de este curso estaba en  función de situar al estudiante en la problemática de la sociedad así como estimular el desenvolvimiento de su conciencia social.
La asignatura “Concepción de la Naturaleza Orgánica” se basó en el estudio del desarrollo histórico y  trasformación de la naturaleza considerando su aspecto orgánico dentro del marco de las adquisiciones del pensamiento humano y la sociedad,  tuvo como uno de sus objetivos principales contribuir a la concepción científica del mundo. En este mismo sentido la temática referida al curso “Concepción de la Naturaleza Inorgánica” se desenvolvió en la discusión de los problemas generales de carácter científico, natural y filosófico mediante el análisis y comprensión de las ideas científicas acerca de la materia y el  movimiento.
Respecto al curso “Análisis del Perú I, II Y III”  se tiene que comprendió el estudio general del surgimiento y desarrollo de la sociedad peruana desde sus orígenes hasta el Perú contemporáneo teniendo como objetivo central situar al estudiante en la problemática de su sociedad a través de la historia.
Otra de las asignaturas fue “Introducción a la Economía Política” en el que se abarcó el estudio del aspecto social de la producción, de las relaciones económicas dadas entre los hombres al producir los bienes materiales en las diferentes formaciones económicas, dándose énfasis en las principales categorías económicas del modo capitalista de producción. La última parte del curso llegaba al estudio de la problemática del subdesarrollo.  En el curso denominado “Propedéutica” las enseñanzas giraron e torno a temas como la práctica social,  la teoría del conocimiento, el pensamiento, su naturaleza, fuentes y uso.
Algunos de estos cursos fueron dictados por el profesor Abimael Guzmán Reinoso sobre todos aquellos relacionados a temas de  filosofía y ciencias sociales. Por este motivo los grupos enfrentados al FER Sendero Luminoso pedían la desaparición del Ciclo Básico y entre otros puntos solicitaban  la aprobación de nuevos planes de estudio.
Lo que merece resaltar en relación a  la preparación académica de los alumnos de la Universidad de Huamanga  fue el desarrollo de su capacidad de crítica y el nivel que se logró respecto a la vinculación con la  problemática de su entorno, tanto como el estímulo en el desenvolvimiento de su conciencia social. Dicha afirmación pueden confirmarse por la producción de diversos trabajos de investigación realizados por alumnos y egresados de la casa de estudios. Como demuestra Eduardo Cáceres Valdivia  a inicios de 1970, al hacer referencia a una monografía  que no tuvo sino una precaria edición a mimeógrafo hecha por Catalina Adrianzen[26] reseñaba algunas decenas de investigaciones realizadas por estudiantes y jóvenes egresados de la Universidad de Huamanga. “los someros resúmenes apenas si daban cuenta del contenido de tales trabajos. Si hubieran sido leídos con atención podrían haber dado la pista de los procesos que sacudirían al Departamento en las décadas siguientes”[27]
De acuerdo a estas apreciaciones hechas por Cáceres, se puede deducir que los trabajos Editados por Catalina Adrianzen en realidad daban cuenta del marcado interés de dichos estudiantes universitarios por la situación económica y social del departamento,  en particular de sus provincias centrales. Los títulos  expresaban de manera bastante elocuente la óptica de los mismos. Se trataba de textos que desde la teoría marxista trataban de establecer análisis de los conflictos de la lucha de clases. Situación  que les permitía ubicarse e identificarse con alguna de ellas, de acuerdo a la posición que ocuparan en relación a  la tenencia o no de los medios de producción.
Identificados entonces con una clase social,  y mediante el reconocimiento del papel que esta debía cumplir en relación a la búsqueda de cambios hacia un nuevo tipo de sociedad, fueron diversas las acciones de los estudiantes, tanto a nivel de trabajo político e ideológico y posteriormente militar, las que determinaron acrecentar sus vínculos con la población ayacuchana especialmente con el sector campesino.
La Facultad de Educación, principalmente formó los cuadros y dirigentes quienes al retornar a sus comunidades de origen, las organizaron para  concientizarlas Así  por ejemplo en 1973 apareció la Asociación de Estudiantes de los distritos de Vilcashuamán, Concepción, Huambalpa, Huanmcapi, Cayara y San Pedro de Hualla como organismo  del Frente Estudiantil Revolucionario S.L, cuyos integrantes desarrollaron una intensa actividad de proselitismo en sus respectivas comunidades en dicho año.
El trabajo político  dentro las aulas tuvieron como consecuencia diversas acciones en las que intervinieron las fuerzas policiales. Tal como lo da a conocer el Rector Roberto Ishikawa a inicios de 1970,  momento en que los estudiantes realizaban un mitin de protesta por la detención del alumno del Programa Académico de Ciclo Básico Marcelino Castro Gamboa, por el hecho de distribuir volantes, quien ya había sido juzgado por el “delito contra la libertad de prensa y en agravio al Estado”,  y sentenciado a 6 meses de prisión y al pago de s/. 1000.- Soles. En días sucesivos, es decir  por la cuarta semana del mes de enero del mencionado año, las manifestaciones estudiantiles volvieron a repetirse. De acuerdo a lo señalado por el Rector, en esta oportunidad  no se produjeron desmanes ni contra las personas ni contra la propiedad privada, pero “la policía actuó de forma inmediata, lanzando bombas lacrimógenas, por lo que los estudiantes se refugiaron en los locales universitarios a cuyo interior fueron también arrojadas las bombas lacrimógenas acompañadas de disparos de armas de fuego, resultando como consecuencia, varios estudiantes heridos con perdigones y los locales con el destrozo de muchos vidrios”.[28]
Meses después de estos hechos se toma conocimiento que sobre la detención “inmotivada  del profesor Abimael Guzmán Reinoso” Director Universitario de personal docente, administrativo y de servicios, ocurrida el 26 de junio de 1970, en circunstancias en que se retiraba de la Sesión Ordinaria del Consejo Ejecutivo, por miembros de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP) y el 22 de julio del mismo año, el Rector Roberto Ishikawa, ponía  nuevamente al tanto a las autoridades universitarias del CONUP sobre la detención del profesor de Ciencias Naturales del Ciclo Básico Luis Kawata, además de los alumnos del mismo Ciclo Básico Manuel Esquivel , Gregorio Carrasco  y Alejandro Rojas realizada por la Policía, indicando, según fuentes extraoficiales imputándoseles haber formulado criticas a la Ley de la Reforma Agraria[29] .
Todas estas escaramuzas, enfrentamientos y detenciones  podían acontecer simultáneamente en sus 4 locales, o solo en alguno de los que funcionaban en la Universidad de Huamanga. Dos locales estaban ubicados en el centro de la cuidad de Ayacucho, frente a la Plaza de Armas, donde venía funcionando toda la administración central, así como las aulas de clases con excepción de las de Estudios Generales. Los otros dos locales se ubicaron también en la ciudad, correspondiendo cada uno de ellos a Estudios Generales, residencia y comedor de estudiantes así como los servicios de transporte, maestranza y mantenimiento; conteniendo el otro local una planta piloto de cerámica y talleres. 
Los desencuentros y las pugnas por la hegemonía al interior de la Universidad.
El desarrollo del trabajo político, ejercido por los grupos existentes al interior de la Universidad,  se caracterizó por  una composición no homogénea, tanto a nivel del estudiantado como  dentro de la misma  dirección académica administrativa de la Universidad, lo que  propició conflictos internos en la lucha por la hegemonía durante distintos momentos. Presentamos algunos casos que consideramos más representativos, éstos nos permitirán demostrar los niveles del conflicto en su interior  tal como sucedió a fines del año 1970 cuando la Universidad atravesó por cierta paralización en sus labores y la agudización de los conflictos durante los años siguientes, cada una con sus respectivas particularidades.
En el primer caso que hacemos mención se trató de un receso parcial en el funcionamiento de la Universidad por 12 días, fue decretado por sus mismas autoridades a fin de realizar una evaluación interna en sus Programas Académicos. La suspensión de las labores tuvo sus orígenes en la ejecución de una demanda estudiantil  encaminada a la separación del profesor Mario Benavidez Calle quien  dictaba el curso  Introducción a la Pre Historia, y a quien se  levantó cargos aduciéndose maltrato a los alumnos, el uso de fraseología inadecuada y prepotencia, además a la actitud de emplear una severa y extremada calificación para reprobar estudiantes.
Por otro lado los alumnos solicitaron la separación del Director del Programa Académico de Ciencias Sociales, profesor René Casanova Silva, aduciendo incapacidad en sus labores, igualmente la renuncia del Director de Programa Académico de  Ingeniería de Minas Nicanor Obando Muñoz y  la separación definitiva del Director de Evaluación considerando a este último de “ser representante del gobierno y del imperialismo norteamericano de línea entreguista al CONUP”[30]
Estas demandas fueron acompañadas de paros preventivos, toma de locales, amenazas de huelga de hambre y la decisión de “luchar hasta las últimas consecuencias”  la que consiguieron con  la secundación y el respaldo estudiantil. Se hace evidente por la magnitud de las acciones que este desborde estudiantil, no pudo ser canalizado ni contenido por los dirigentes y grupos politizados  dentro de la universidad, de ahí que el Consejo Ejecutivo tomó el acuerdo del receso por unanimidad.
En concreto,  hechos como el  mencionado  muestran que para los años 70 la universidad se encontraba muy politizada tanto a nivel docente y estudiantil, esto   se tradujo en un conflicto entre quienes sostenían que los grupos politizados se encontraban al servicio de intereses partidarios discriminado a  profesores  que no comulgaba con sus directivas y por otro lado los que aducían que la universidad se encontraba en constante asedio de los medios  conservadores y reaccionarios provenientes de personas que fueron desplazadas de la institución.
Hay que reconocer que estos problemas, en aquellos momentos, no fueron exclusividad de Universidad de Huamanga, por el mismo tiempo,  en la Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco sus autoridades ponían en conocimiento de “actos de subversión e indisciplina de un grupo de estudiantes que se denominan dirigentes de la llamada Federación Universitaria del Cusco… con el pretexto de solicitar la supresión del Programa Académico de Estudios Generales, la ampliación del número de comensales en el comedor y otras exigencias ilegales e imposibles de atender”[31]Dicha denuncia radicaba en razón de la toma del local universitario de parte de los alumnos, lo que llegó a determinar que el consejo Ejecutivo también recesara las labores académicas por 60 días.
Del mismo modo, en Lima al finalizar  diciembre de 1970, alumnos de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) se apoderaban del Pabellón Central de de su local, bloqueando con barricadas y otros obstáculos, todas las puertas de ingreso al campus universitario. Según manifestación de los estudiantes, la actitud estaba dirigida a exigir la renuncia del Rector, a conseguir la derogatoria de la Ley Orgánica de la Universidad Peruana y a solidarizarse con sus compañeros declarados en huelga de hambre. Dichas acciones estudiantiles tuvieron como respuesta la intervención policial quienes  procedieron a desalojarlos. Las posteriores sanciones de las autoridades universitarias fue sancionar mediante la expulsión a un centenar de alumnos entre los que figuraron Miguel Aragón Ojeda, Ernesto Chicata, Walter Angulo Mejía, Roberto Maldonado García Eduardo Figarí, entre otros.[32]
En Puno, cuando se realizaba un mitin de estudiantes universitarios en contra de la categorización de las universidades,  impuesto por Ley universitaria, interviene la policía  y se produce un enfrentamiento quedando un saldo de un muerto y 5 heridos.
En un lugar más lejano a la capital de igual modo, estudiantes  tomaban los locales de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana en Iquitos, provocando con estas medidas, la suspensión de las labores docentes y administrativas, aduciendo como razón sus medidas de fuerza, la moralización de su universidad, quedando truncas las actividades lectivas hasta el año siguiente 1971. Este  año la Policía de Investigaciones del Perú (PIP)  detenía en Huaraz a José Nique de la Puente, dirigente de la Federación Universitaria de San Marcos, sin que hubiera ningún cargo de por medio, así como tampoco orden judicial y sin estar suspendidas las garantías constitucionales.
Como podemos observar este tipo de conflictos propagados en la mayor parte de universidades del país cobró gran notoriedad  en la opinión pública. Por su parte la prensa escrita de la capital en tal contexto escribirá diversos artículos entre las que figuraban ideas de que “en las universidades ha dejado de sentirse que el estudio es el primer deber, otros objetivos menos nobles y universales han destrozado valores y arrasado los principios sin los cuales ningún espíritu puede reclamar el titulo de auténticamente universitario”. Manifestando una férrea critica sobre la situación se  añade: “… hoy en la universidad se hace política, se juega a la estrategia partidaria, al proselitismo y a veces con explosiva frecuencia a la lucha de pandillas políticas…hoy en el Perú los estudiantes imponen requisitos a los maestros y los maestros por no perder posiciones han cedido ante la dictadura de esos pequeños círculos poco numerosos pero bien organizados”[33]
Infinidad de  afirmaciones  periodísticas,  como la señalada, se dirigían en crítica hacia a hegemonía que detentaba el FER que  en las distintas universidades del país, tal  como afirmamos sucedió en la universidad de Huamanga,  donde  llegó tener un profundo eco en función del trabajo político desarrollado en el Ciclo Básico o de Estudios Generales de donde serían reclutados en posteriores años un sector importante de los dirigentes que tomaron como opción la lucha subversiva.
Así la universidad en el país se convirtió en  un codiciable bastión político, por tanto de luchas y escaramuzas. En Ayacucho esto fue respaldado por la posición que ocupaban los docentes frente a los alumnos y trabajadores, y en especial de aquellos que mostraban una abierta militancia comunista. Al mismo tiempo, la labor de proyección social  ejercida por la Universidad le ganó una audiencia entusiasta entre maestros, escolares y diferentes profesionales que habían egresado de sus aulas y ejercían sus actividades profesionales dentro de la zona. Éstos mantenían un gran respeto por los docentes de tendencia comunista que contribuyeron en su formación.
Existieron casos de ribetes anecdóticos durante 1971 durante la pugna al interior de la universidad en la Universidad de Huamanga, llegándose a niveles muy por debajo de lo podría considerarse  propios de un nivel universitario, tal como se verifica en la documentación revisada, en las que circularon una serie de denuncias contra profesores y autoridades, pero sin ninguna base de sustentación, estas fueron recepcionadas por el CONUP en forma de memoriales. Para mencionar solo dos casos tenemos por ejemplo  uno con fecha 31 de marzo de 1971 que es firmado por un grupo de madres de familia quienes en tono de indignación dan conocimiento de la existencia dentro de la Universidad  de catedráticos  “que con amenasas (sic) de aplazar a nuestras hijas las abusan y no hay garantías para las alumnas…como del dentista Rojas Tello, acostumbrado a abusar, violar a las alumnas para no aplazarlas en el examen, también de un tal Naveda que con Zorrilla han estado preso (sic) por delitos, son conocidos ultrajadores de alumnas, otro delincuente Kawata, ha estado preso varias veces y tiene denuncias en la PIP, este hombre no tiene ningún título, es un borrachito alcohólico, que llega a clases apestando a trago y lo defiende su patrón Abimael Guzmán, que es el jefe de esos canallas, así también un anciano Casanova, degenerado sexual.. y el pueblo les llama con el nombre de chupamaros”
A otra denuncia dirigida al CONUP también referida contra profesores de la Universidad y que fue firmada por 22 ciudadanos identificados con sus respectivas libretas electorales y con la debida legalización notarial denuncian sobre  la crisis de la universidad, igualmente se menciona  a algunos de los profesores anteriormente  los profesores señalados entre ellos Zenón Naveda, Manuel Abarca C. Mario Benavidez , de formar un grupo cerrado con un propósito de enriquecimiento ilícito, tachando de fraudulentos e inmorales los concursos de admisión. Imputan contra el profesor Naveda el hecho de haber ejercido presión moral al estudiantado femenino del Ciclo Básico, solicitando la subrogación de los referidos profesores, pues los firmantes la permanencia de estos docentes, “se constituía en un franco desafió a la estabilidad institucional”  
Lo cierto es que respecto a la primera denuncia la propia universidad a fin de verificar la autenticidad de la misma, solicitó se le informara sobre la autenticidad de las 4 madres de familia firmantes, llegándose a determinar que ninguna de ellas era autentica, pues el número de las libretas electorales que figuraba después de cada firma no correspondía a las supuestas denunciantes. Lo que revelo que se trataba de un vulgar  anónimo con la intención de formular cargos contra los referidos  docentes de la universidad.
En relación al segunda memorial presentado por 22   supuestos alumnos, las investigaciones realizadas por la Oficina de Asuntos Contenciosos y Administrativos del CONUP, establecieron que la certificación notarial que contenía la solicitud presentada no correspondía a la persona que aparecía firmando, Dr. Luis Felipe Villaran, pues el citado profesional había fallecido en 1966, fecha en que los archivos notariales pasaron a otra oficina, habiéndose suplantado la firma del mencionado notario.[34] Respecto a las firmas se llegó a acreditar que no correspondían a la serie establecida para el Departamento de Ayacucho por el Registro Nacional Electoral, es decir los firmantes no existían, aunque si los apellidos correspondía a familias ayacuchanas.
La lucha política y la hegemonía dentro de las aulas  universitarias huamanguinas  se intensifica en  marzo de 1973 cuando varios postulantes vinculados al SINAMOS (Sistema Nacional de Movilización Social) aprueban el ingreso a la Universidad, de inmediato buscan participación política y lo hacen en  el FUE (Frente Universitario Estudiantil), en un inicio  la participación no es abierta, no se observaba líder visible, sin embargo los comentarios de estudiantes y docentes que se difundían  era de que el grupo era sumamente activo, con un nivel elevado de participación política y académica y hasta se rumoreaba que algunos de ellos recibían importantes subvenciones económicas. Éste grupo emprenderá una enconada  lucha  contra el FER S.L durante toda la década del 70.
Para fines del año 1973 se comienzan a reconocer las actividades de este grupo político estudiantil a quien comenzó a identificársele como  “los de ingeniería” el que poco a poco se fue consolidando a través de la  agrupación de diversas facciones incluso al SINAMOS, convirtiéndose en el grupo más numeroso. Diferenciándose aparentemente de los esquemas convencionales, por la no visibilidad de líderes, ni de sus planes de acción, sus objetivos conocidos fueron mantener y elevar el nivel académico,  situación que se concretó por el grupo en las intensas horas de trabajo académico desarrollado especialmente en los programas de Ingeniería de Minas y  de Química.
Esta tarea fue desarrollada por algunos profesores que se dedicaron a apoyar a los estudiantes mencionados, estos docentes llegaron a conformar un grupo compacto y numeroso, teniendo  entre sus miembros, en su mayoría,  a ex becarios en el exterior y pertenecientes a los departamentos relacionados con la ingeniería. Su líder visible fue el Ing. Alberto Morote Sánchez y entre sus postulados se encontraba la moralización, intensificación del trabajo y modernización de la currícula. Hechos concretos de su prédica fueron por ejemplo, el cuestionamiento abierto a los currículos, consideraron que estos se  encontraban difusos y comenzaron  a sugerir  algunas suspensiones, cambios de ubicación y nombre de algunas asignaturas. La acción inicial de estos docentes repercutió en los estudiantes, lo que devino dadas las circunstancias en acciones políticas que poco a poco lograron  intensificarse configurando notables  cambios para 1974 y los años posteriores.
Queremos explicitar parte de este proceso en la medida que nos permita entender como la presencia en el control de la actividad universitaria de parte de los estudiantes vinculados a Sendero Luminoso va a ser calificado de un cerrado dogmatismo que poco a poco será denunciado por sus opositores en una evidente rechazo a su predomino hegemónico. Veamos algunos  hechos principales:
A mediados de enero de 1974 los alumnos del Programa de  Ingeniería de Minas y Química solicitaron la reestructuración inmediata de los planes de estudio, presionado mediante la toma de algunos locales. Frente a estos hechos el  Consejo Ejecutivo de la Universidad decide suspender las clases temporalmente. Es por estos días  que se producen las elecciones complementarias de Jefes de Departamento y Directores de Programas Académicos. Por otra parte se nombra una Comisión Investigadora del Departamento de Medicina Humana y de los Programas de Enfermería y Obstetricia cuestionados por supuestas irregularidades.
El día 3 de marzo del mismo año (1974) se reúne la Asamblea Universitaria para elegir o tarificar a los directores universitarios. Como resultado de este acto fueron elegidos nuevos directores universitarios y  en la que el grupo de “los de ingeniería” obtuvo mayoría en el Consejo Ejecutivo, la mayoría fue absoluta. Los profesores del grupo autodenominado “de estudios y análisis” (pekineses) no logró elegir a ningún miembro del Consejo Ejecutivo. Desde se entonces se intensifican aun más las pugnas entre ambos grupos.
En base a los dictámenes de los departamentos académicos respectivos, el Consejo Ejecutivo, no ratificó 4 jefes de práctica de los Planteles de Aplicación Huamán Poma de Ayala, uno del departamento de ciencias biológicas y otro del departamento de ciencias de la ingeniería. Entre ellos también se separa al Director de las escuelas de Aplicación Huamán Poma de Ayala.
Mientras en los Departamentos de Medicina y los Programas  de Enfermería se agudizaban, se nombra una Comisión Investigadora para determinar su desenvolvimiento académico  y administrativo, ésta integrada por el director de Evaluación, Director de Personal y un alumno, determinaron ciertas irregularidades, lo que fue motivo suficiente para que el Consejo Ejecutivo declare en reorganización el Departamento disponiendo el cese de personal docente y la convocatoria a concurso nacional en todas las plazas.
A raíz de estos hechos los directivos del Sindicato Único de Profesores de la Universidad plantearon que tales medidas eran antidemocráticas, defendiendo vehementemente a los profesores separados. Al no hacerse efectivos sus pedidos los delegados alumnos del Programa Académico Enfermería tomaron su local el 22 de mayo impidiendo el dictado de las clases.
La no ratificación de los dos docentes de las escuelas  de Aplicación Huamán Poma de Ayala también devino en acciones de protesta  con  una marcha apoyada por padres de familia y alumnos,  la que se prolongó  por más de  10 días. El día 28 de marzo un grupo de encapuchados ocuparon algunos locales de la Universidad, se mantuvieron hasta el día 30 en que fueron desalojados por el grupo “los de ingeniería”. En el transcurso de la ocupación fue maltratado el profesor Alberto Morote Sánchez.
Estos hechos de conflicto repercutieron no solo en los sectores estudiantiles, sino también a nivel de la docencia y el sector de los empleados colocando en una situación casi desesperada a los antes poderosos representantes del FER Sendero Luminoso.
Fueron muchas las denuncias de los estudiantes opositores al FER  Sendero Luminoso a quien responsabilizaron de proteger intereses de grupo  que hacían efectivos desde años atrás. En carta abierta y dirigida al Consejo Nacional de la Universidad Peruana (CONUP)  los alumnos de los programas de Ingeniería de Minas e Ingeniería Química daban cuenta de que “las cátedras de primer año se han convertido en vitales fuentes de dogmatización de su frente político”. Por  este motivo pedían la desaparición del Ciclo Básico y entre otros puntos la aprobación de nuevos planes de estudio, dotación de laboratorios y comedor universitario libre.
Sobre el uso del comedor estudiantil el grupo de alumnos conocidos como  “los de ingeniería” señalaron que su acceso “estaba en función de interrogatorios humillantes a cargo del Director de bienestar Universitario y Asistente Social coludidos con intereses de grupo ya  que no se selecciona por grado de necesidad del alumno,  sino por el grado de incondicionalidad”  Se añade sobre  este mismo grupo  que “dispuso de un pabellón completo de la Residencia Universitaria para una especie de escuadrón de matones que coacciona y garantiza el terrorismo y el chantaje”[35]
En función a todas estas denuncias observadas,  se hace evidente entonces que la pugna por la hegemonía en la Universidad había desencadenado en un creciente número de conflictos, pues el grupo de estudiantes y profesores de tendencia comunista veían perder el poder de dirección que antes detentaban dentro de la universidad. Esto implicaba perder las posiciones claves para el desarrollo del adoctrinamiento como sucedía en  el Ciclo Básico y las escuelas de Aplicación Huamán Poma de Ayala.


Conflicto por las Escuelas de Aplicación Huamán Poma de Ayala.
Uno de los conflicto de gran trascendencia durante la década del 70’ en la Universidad  fue precisamente el relacionado con las  Escuelas de Aplicación Huamán Poma de Ayala.
Estas  escuelas fueron autorizadas en 1964 como un núcleo educativo en la Universidad de Huamanga  mediante Resolución Directoral N° 00232 emitida por la Tercera Región de Educación[36]. Constaban con un jardín de la infancia, una escuela de Educación Secundaria Común,  de acuerdo a lo detallado en la Resolución su objetivo estaba en función de servir para la observación   y prácticas docentes de los alumnos del Instituto de educación de dicha universidad y para las investigaciones pedagógicas, preferentemente de carácter regional.
El funcionamiento de estas escuelas de Aplicación se ubicó en un lugar independiente del claustro universitario, en una edificación más reciente construcción que la de  su local principal. La educación que se impartía era gratuita. Recibían de la Universidad   sostenimiento económico, dotación directiva docente, administrativa y material gozando de reconocimiento oficial y de autonomía pedagógica del Ministerio de Educación, rigiéndose por su propio reglamento, por el cual dependían de las autoridades universitarias sujetándose a los estatutos de la Universidad de Huamanga.
Se impartió  en dichas Escuelas   la enseñanza en los niveles preescolar, primaria y secundaria, para lo cual se contó con su propio plantel de profesores  que no eran docentes de nivel universitario por lo que no estaban sujetos a su régimen económico. Los profesores de estos planteles laboraron bajos los alcances de la Ley del Magisterio 15215 y percibían una retribución bastante austera. Los alumnos universitarios realizaban sus prácticas docentes con estos profesores mencionados. Para 1970 las escuelas de Aplicación estuvieron dirigidas por un profesor del Magisterio Nacional contratado a dedicación exclusiva, sin categoría, pero dependiendo directamente por el Departamento de Educación de la Universidad  Nacional de Huamanga a cargo del profesor universitario Virgilio Galdó,  dando cabida  a por lo menos 386 alumnos.
En cuanto a los programas de estudio, estos estuvieron ceñidos a las directivas oficiales emanadas del Ministerio de Educación, pero dado a su condición de experimental que formaba parte de la Universidad  Nacional de Huamanga, los profesores al impartir los conocimientos mantuvieron una influencia de la cultura universitaria predominante, volcándose sobre todo a los cursos de Educación Cívica en Quinto de Secundaria, en cuya bibliografía recomendada dentro del programa analítico dosificado se podía encontrar autores como José Carlos Mariátegui, Pablo VI, Engels, Mao Ste Tung, Ernesto Guevara, entre otros. En cursos como Geografía Política y Economía de segundo año y Economía Política de Quinto de secundaria se podía encontrar en su bibliografía lecturas de  Lenin, Samuelson, Boné, etc.
El conflicto suscitado respecto a las Escuelas de Aplicación tuvo su  desarrollo  en marzo de 1975 cuando un grupo de pobladores de la zona  conforman la  Comisión de Ampliación de los Servicios Educativos de los Planteles de Aplicación Huamán Poma de Ayala, quienes solicitaban a las autoridades de la Universidad se ampliaran los servicios educativos, en los dichos planteles,  desde el Jardín de la Infancia hasta el Quinto de Secundaria, por lo que  comunicaban se establecieran dos turnos: uno en la mañana y otro en la tarde, como se daba en la mayoría de los centros educativos de la localidad. Sustentaron su pedido en la incapacidad de recepción de los alumnos en las diferentes modalidades y niveles, especialmente del primer grado, en otros colegios de la zona.
La Universidad en respuesta a tal petición, desestimó la solicitud formulada y dispuso que el Director de los Planteles de Aplicación Huamán Poma  de Ayala se abstuviera bajo responsabilidad,  de efectuar matrículas provisionales por encima de las vacantes establecidas. Sucediendo que el mencionado Director realizó  una regular cantidad de matriculas provisionales por lo que recibió el respectivo llamado de atención de las autoridades universitarias. 
Frente a tal situación el Rector solicita información al Director de la Zona de Educación N° 35 sobre las vacantes existentes en las escuelas de Ayacucho para los alumnos de primer grado, obteniendo como respuesta que los centros educativos de la localidad si se encontraban  en la capacidad de absorber toda la demanda de los diferentes niveles, especialmente en el primer grado.
Paralelamente a estas indagaciones realizadas por el Rector, La Asociación de Padres de Familia  de las Escuelas de Aplicación, solicita al Director del Programa Académico de Educación de la Universidad, emitiera su opinión técnica sobre la ampliación de las vacantes a dos turnos en dichas Escuelas, sobre  los problemas que podían generarse de reunir alumnos de los Planteles con alumnos universitarios y la viabilidad legal de que los padres de familia contraten docentes para resolver los inconvenientes de la ampliación.
La respuesta del Director del Programa Académico de Educación fue,  que si por razones de carácter económico no era posible cristalizar tal deseo la ampliación de los turnos, ésta resultaba imprescindible, pues  consideró  que dicha petición era necesaria “no solamente para posibilitar mayor servicio a la comunidad, sino porque las prácticas pre profesionales de los estudiantes así lo requiere”, añadiendo que la ampliación fortificaría el Programa de Educación y que la participación de los padres de familia en la marcha de los Planteles de Aplicación había sido beneficiosa para el Programa Académico  de Educación y para la Universidad.
Tomando conocimiento de las afirmaciones del Director del Programa Académico de Educación, el Jefe el Departamento de Educación y Ciencias Humanas  de la Universidad le comunica al rector de la posición de dicho Departamento haciendo el reconocimiento de que desde la apertura de la universidad y el funcionamiento de las escuelas Huamán Poma, se habían enfrentado dos líneas antagónicas. Una preocupada por el desarrollo y la subsistencia de los Planteles de Aplicación y otra empeñada en liquidarlas.
Luego de examinar el desarrollo del enfrentamiento de ambas tendencias, el Jefe el Departamento de Educación y Ciencias Humanas  expresó su apoyo  a la petición del Comité por la ampliación de los Planteles de Aplicación  “por ser justa y por ser reflejo de las necesidades que tiene el pueblo de buscar una mejor formación para sus hijos “  por lo que solicitó que 3 secciones utilizadas por los alumnos universitarios del Ciclo Básico (conocido como Serie 100) debían funcionar en las tardes por considerar ser un inconveniente desde el punto de vista pedagógico, demandando así la ampliación de los planteles por la labor de proyección social que cumplían y por la insuficiencia de dichos planteles para atender al numeroso contingente de estudiantes de pedagogía. Solicita, además que se dejará sin efecto la llamada de atención al Director de los Planteles de Aplicación.
En vista de tales circunstancias la Universidad resolvió prorrogar las clases en los Planteles de Aplicación, que debían comenzar el 1° de abril,  hasta el 14 de abril del año en curso,  manteniéndose el mismo horario de los años anteriores por lo que se  emite un documento[37] en el que sustentó la necesidad de proceder a la ratificación de los docentes y en que se reiteraba  que  la universidad había negado ya la petición de los padres de familia, para el funcionamiento de un segundo turno en las tardes. 
Por  información de la Asesoría Legal del CONUP se conoce que el mismo día 31 de marzo los profesores de los Planteles de Aplicación, al parecer celebraron una asamblea, a fin de contemplar la situación creada por la dación de la Resolución N° 7541-75 y como resultado de ella el Director de los Planteles de Aplicación cursa al Jefe del Departamento Académico de Educación y Ciencias Humanas un memorándum en cuya parte más destacada expresa acoger y aceptar la petición de los padres de familia para iniciar las clases el 1° de abril.
El Rector Roberto Ishikawa tomó dicha acción como desacato a la autoridad universitaria, demandando a dicho Jefe, urgente información al respecto, sobre lo cual respondió que frente a la petición de ampliación de los servicios de los Planteles de Aplicación el rectorado había desestimado la petición de los padres de familia sin requerir la previa opinión del Departamento y del Programa de Educación  a quienes competía pronunciamiento al respecto, añadiendo que el Departamento “se oponía a la ratificación de los docentes (razón invocada para la prorroga de las clases) en razón de que aquella se practicara para expulsar a diferentes profesores por razón de sus ideas”.
En este sentido,  mediante memorándum de fecha 2 de abril de 1975 el  Jefe del Departamento Académico de Educación y Ciencias Humanas, da conocer al Rector que,  desde su cargo se abstendría de proceder a la ratificación de los Jefes de práctica dispuesta por el Consejo Ejecutivo y en cuanto al argumento principal de dicho Consejo  de que la limitación de recursos económicos se constituía en el problema central, sustentó que había sido resuelto por los propios padres de familia que asumieron pagar la suma de S/. 100.- soles mensuales para sufragar los haberes de los docentes los que, a su turno, no exigirían los haberes de los profesores de práctica durante dicho año.
Éstas afirmaciones hechas por el Jefe del Departamento Académico de Educación se sustentaron en apoyar la acción de los padres de familia que ya habían inscrito a sus hijos y también habían decidido que un segundo turno se iniciara el 1° de abril, designando una Comisión para que realice gestiones en Lima ante los organismos pertinentes a fin de lograr su pedido.
El Consejo Ejecutivo, en conocimiento de los hechos detallados y luego de haber constatado el funcionamiento del segundo turno en los Planteles de Aplicación dispuso de inmediato la reorganización del Departamento Académico de Educación y Ciencias Humanas y a la Dirección del Programa Académico de Educación determinando el cese de los cargos de todos los docentes del  tal Departamento, convocándose a concurso a nivel nacional las plazas docentes. Se postergaron de igual forma las labores lectivas en los planteles de Aplicación Huamán Poma de Ayala.[38]
Como parte de estas mediadas adoptadas por la universidad,  el día 11 de abril el Vice Rector, encargado  del rectorado, mediante carta notarial, notifica al Jefe del Departamento Académico de Educación y Ciencias Humanas y al Director de los planteles de Aplicación Huamán Poma de Ayala para que en esa fecha hagan entrega de sus cargos. Ambos respondieron notarialmente también que no harían entrega de sus cargos.
Frente a toda esta problemática desencadenada que tomó trascendencia no solo al interior de la universidad, dirigentes sindicales de diversas organizaciones del pueblo de Ayacucho levantaron su enérgica voz de protesta, ante lo que consideraron disposiciones injustas de parte de las autoridades de la universidad, por lo que se empeñaron a emprender “una lucha consecuente en apoyo a los padres de familia, a los 28 profesores arbitrariamente e intempestivamente separados”  en reconocimiento de que  “la clase obrera , como clase dirigente en la conquista del porvenir  por las grandes mayorías, no puede permanecer indiferente, al margen de los hechos ocasionados a raíz de los precipitadas resoluciones , expedidas festinando todo ordenamiento legal”[39]
Entre los profesores cesados por las autoridades universitarias se encontraron a: Abimael Guzmán Reinoso, Zenon Naveda Almonacid, Jesús Armando Cavero Carrasco, Esau Santillana Valencia, Hugo Juarez Cruzatt, Máximo Cárdenas Sulca, Virgilio Galdo Gutierrez, Fermín Rivera Pineda, Raul Vivanco Santa Cruz, Víctor Raúl Zorilla, Walter Wong Gutierrez, Alejandro Naveda A., Aquiles Hinostroza Ayala entre otros.
Los hechos expuestos respecto a la intervención de las de las organizaciones de base en dicho asunto denotan que la  labor de proyección social llevada a cabo por la universidad le ganó una audiencia entusiasta entre maestros, escolares, organizaciones de base y otros profesionales. Lo concreto es que el mensaje senderista se extendía como una caja de resonancia inmediata en la universidad,  mediante el uso de los mecanismos que nacieron con ella para el desarrollo de la comunidad ayacuchana: labores de proyección social, las Escuelas de Aplicación, entrenamiento de profesores etc.
Tal como se observa la pugna política acaecida en la universidad llegó  traspasar  sus muros, vemos que diversos grupos llegan a  tomar parte dentro de la comunidad ayacuchana, hubo también quienes consideraron que frente a los problemas suscitados en la Universidad,  la responsabilidad entera recaía en “docentes y alumnos del FER- S.L. para quienes eran  “los verdaderos culpables de la crisis institucional”. Éstas afirmaciones fueron dadas a conocer por algunos padres de familia quienes enviaron una sinnúmero  de cartas a las autoridades universitarias como el Consejo Nacional de la Universidad Peruana (CONUP),  donde muestran su apoyo al grupo universitario FUE (Frente Universitario Estudiantil),  para quienes  “ellos  si estaban realmente  empeñados  en lograr una autentica reivindicación para todos los estudiantes, no para un minúsculo grupo oportunista”. Haciendo referencia sobre Sendero Luminoso dentro de la Universidad tales comunicaciones recepcionadas  por el CONUP, detallan entre otras afirmaciones: que “estos grupos inconsecuentes y malsanos encaramados en el Programa de Educación y Ciclo Básico, hoy violentamente desaforados para siempre tratan de sorprender a la ciudadanía ayacuchana…”  Otros párrafos de las cartas y denuncias enviadas,  señalan: “…existe un grupúsculo organizado, cual matones a sueldo FER Luminoso, SUTE-UNSCH quien en forma periódica incursionan en los planteles secundarios para reclutar jóvenes que apoyen sus demandas...”. Las responsabilidades de la crisis desencadenada en la universidad toman nombre propio, al señalar que “… la gran aspiración de estos irresponsables Guzmán, Naveda, Abarca, Zorrilla, era llegar al rectorado, vice rectorado o directores universitarios a cualquier lugar…” Considerando por lo tanto que:  “… los verdaderos enemigos de esta universidad son el grupo FER Sendero Luminoso Bandera Roja con sus cabecillas tradicionales: Abimael Guzmán, Zenón Naveda Almonacid, Manuel Abarca, Osman Morote, Marcial Molina, Víctor Zorilla Aramburú, Ricardo Rojas Tello, Carlos Flores…..”.
Otro elemento de la crisis lo constituyó el impedimento  para la realización del concurso de admisión en 1975, por la toma del local Castilla Zamora y Garcilaso de la Vega, siendo denunciados por la Universidad los alumnos: Javier Azcarza Olivares, Iván Anaya, Aguilar, Jaime Gonzales Caminati, Danilo Blanco Cabezas, Guillermo Durand Araujo, Eladio Méndez Quispe, entre otros. De acuerdo a informaciones del Rector Ishikawa serían los responsables de daños como el destrozo de carpetas y de los servicios higiénicos, ruptura de las tejas de los techos de los locales, pintarrajeo de paredes con alusiones ofensivas, rompimiento de vidrios de las ventanas y otros daños[40]
Los locales de los planteles de Aplicación debido al mencionado conflicto siguieron tomados en los años posteriores, el 23 de abril de 1975 la Universidad formuló denuncia ante el poder Judicial contra la libertad individual, usurpación, desacato, violencia y resistencia a la autoridad en contra de los señores Anatoli Vera Álvarez,  Máximo Cárdenas Sulca, Ricardo Rojas Tello, Raúl Manrique Gamero, Pascual Torres y Darío Torres (padre de familia de la Comisión de Ampliación). El agente fiscal no encontró delito al igual que el juez instructor y la Corte Superior de Ayacucho se pronunció que no existía mérito para juicio oral.
De lo que no  pudieron librarse algunos de los profesores que formaron parte activa durante el conflicto al interior de la universidad, fue su separación definitiva de las aulas como sucedió en los casos de los profesores  Ricardo Rojas Tello y Raúl Enrique Gamero quienes fueron separados definitivamente de la universidad en octubre de 1976[41]
Como hemos detallado el intenso trabajo político realizado por S.L dentro de la Universidad se hace visible con cada uno de los hechos señalados, pero se hace evidente que no solo la universidad se constituyó en el principal escenario de desarrollo de dicho trabajo, pues en el sector campesino y en  otras organizaciones de base debieron jugar un papel preponderante en el desarrollo del PCP Sendero Luminoso.
Los hechos anotados en relación a los sucesos de Huanta y la pugna suscitada por la ampliación de los turnos en las escuelas de Aplicación Huamán Poma de Ayala representan el resultado de un primer trabajo político al interior de la universidad y en los colegios y escuelas de la región a través del FUESA (Frente Único de Estudiantes Secundarios de Ayacucho).
Los conflictos anotados últimamente denotan que el trabajo político al interior de la universidad se hizo cada vez más intransigente  con los otros grupos militantes. Para 1977 el rechazó a Sendero Luminoso se manifestó en los tres estamentos universitarios  y lo llevaron paulatinamente a una creciente decadencia, en lo que se refiere al control de los organismos universitarios.
De haberse canalizado solo a nivel universitario el trabajo político senderista, es posible que hubiera quedado extinguido dentro de las aulas universitarias. Para 1978 empiezan a aparecer los pizarrines anunciando “la lucha armada”; acostumbrados a ver lemas tan o más incendiarios en las universidades nadie le prestó atención. Lo que se hace evidente entonces es que el trabajo fuera de las paredes de la universidad de Huamanga fue intenso.
En una entrevista realizada a diversas personas en Ayacucho el año 1982 por Raúl Gonzales indagando sobre ¿que sucedía realmente en Ayacucho?  por las causas de la lucha armada y del crecimiento de las acciones senderistas, uno de los entrevistados identificado como Manuel Rojas, pocas de las personas que dio su nombre,  y que sintetiza en gran medida parte de las ideas vertidas en el presente articulo,  detalla sobre  Sendero   “la universidad ha permitido que crezca y porque el gobierno nunca ha hecho nada por esta ciudad- el gobierno militar me refiero- Aquí casi no habido Reforma Agraria, no hay colegios, no hay agua.., usted ha visto como se vive en los pueblos jóvenes y como viven los campesinos… por eso es que han crecido. Han crecido porque el gobierno tampoco ha hecho nada… ¡cuanta gente esta metida ahora en eso!   
Detallando algunas ideas más relación a la universidad de Huamanga el entrevistado agrega: “La universidad de Huamanga ha sido responsabilizada por propios y extraños como el lugar de partida del nacimiento de Sendero Luminoso. Según las informaciones recogidas eso no es así, no tiene esa dirección causa –efecto. Sendero nace fuera de la universidad y más bien influye en la universidad, exige proyección social, ampliación de turnos, tareas comunales. Sendero nace fuera de la universidad, pero será en ella donde lograra sus primeras conquistas gremiales y políticas, será aquí donde sacaran su famoso periódico a mimeógrafo “FER…, por el sendero luminoso de Mariátegui” que posteriormente les trasfería el nombre”
Estas afirmaciones del entrevistado coinciden con las del periodista José Gonzales quien atribuye un papel preponderante en el desarrollo de proceso de la reconstitución del PCP, a Abimael Guzmán Reinoso, a decir que apenas llegado a Ayacucho, Guzmán se inscribió en el Comité Departamental del PCP en esa ciudad, integrando en 1963  la “célula funcional de intelectuales”. Para un hombre metódico y laborioso, el estado que presentaba el PCP local debió ser repulsivo. El partido se encontraba en total abandono.  Desde entonces “Abimael comenzó a desarrollar una actividad frenética desarrollando entonces dos actividades paralelas: una, como profesor y autoridad universitaria; otra como dirigente político de BR (sic). Sin embargo la primera actividad siempre estuvo al servicio de la segunda”[42]
La decisión de Sendero Luminoso iniciar la lucha armada en 1980 que aparentemente pudo ser un contrasentido,  puesto que se iniciaba un proceso eleccionario que relegaba a los militares a sus cuarteles para aperturarse  un nuevo gobierno civil  mediante la vía electoral, resultó acertada. Tal como indica  Nelson Manrique las fuerzas armadas estaban desgastadas luego de doce años de gobierno; no podían volver de inmediato al poder y el arquitecto Fernando Belaunde, que había sido sacado  de palacio por los militares en 1968, dudaría mucho antes de pedirles que intervinieran[43].
Luego de iniciada su lucha armada en 1980 y en los próximos años es indudable el crecimiento que tuvo en el ámbito nacional, lo que  nos permite afirmar que Sendero Luminoso fue una organización mucho más grande y disciplinada de lo que se suponía, denotando ser una organización que cubría coordinadamente la mayor parte del país.
De acuerdo a informaciones del periodista Gustavo Gorriti en su libro “sendero historia de la guerra milenaria en el Perú, señala que los Informes (del servicio de inteligencia) detallan  acerca de las acciones de la primera etapa del plan de senderista, que abarcó un numero considerable de comités regionales, locales y zonales, “cuya mera enumeración como indicio de la fuerza y distribución operativa de Sendero en los meses tempranos de la insurrección, muestran una organización mucho más grande y repartida de lo que cualquiera hubiera supuesto antes y después.”  Entre las zonas en mencionadas por el periodista se tiene  la sub zona Cangallo del Comité zonal Andahuaylas Cangallo, parte del Comité Regional Principal (Ayacucho, Huancavelica, Apurímac); el Comité Metropolitano (Lima y extramuros); la sub zona Andahuaylas; el Comité Regional Central (Junín, Huánuco, Cerro de Pasco); el Comité Regional Cusco -Puno; el Comité Local Huancayo. Mientras que los comités regionales, zonales y sub zonales ejercían influencia en la zona rural,  los locales lo hacían en el ámbito urbano. 
Esta amplia distribución geográfica de los comités regionales,  zonales y locales  que se hace mención merecerá la opinión del periodista Gorriti de que “No era de modo alguno, una organización pequeña y desdeñable la que acababa de romper los fuegos, sino una que hacia transito hacia la guerra con gran cautela”.  [44]
Todo este proceso social que se ha detallado  y que conllevó a la preparación. Inicio de la lucha armada,  pueden explicarse a partir de los condicionamientos históricos y sociales que los movilizaron, pues como se  ha observado se tiene un pueblo alzado en la ciudad, el campo, en sindicatos, en las demandas populares en las barriadas. Es decir se visualiza en todo lugar ansias de cambio. Las voluntades convergieron en torno a esta situación.
En una entrevista realizada por Carlos Arroyo a Luis Guillermo Lumbreras, son bastante acertadas las apreciaciones del reconocido arqueólogo, en este sentido al plantear que la subversión iba más allá de la existencia de un partido político alzado en armas, pues básicamente esto tenía  que ver más con un conjunto de situaciones históricas que estaba por encima de la voluntad de algunas personas. Detalla este criterio señalando que “los movimientos que son significativos son aquellos que responden, de una u otra forma a condicionamientos sociales que están por encima de las voluntades o de las decisiones  personales de quienes actúan dentro de ellos” Dicho de otra manera refiere que “un proceso social puede explicarse a partir de los condicionamientos históricos y sociales que los movilizan. También puede provocarse a raíz de la voluntad y decisión de algunas personas. Las voluntades pueden ser incluso muy férreas y muy importantes, pero duran muy poco; duran el tiempo que dura la moda; y definitivamente, no tiene vigencia social; no representan una posibilidad histórica[45].”
Lo que se conoce por los estudios y las investigaciones  de la subversión en el país durante la década de los 80, es que Sendero Luminoso si representó  una posibilidad histórica.
La barbarie y el horror producto del conflicto armado es tema de otra investigación, pero no podemos dejar de reconocer que las implicancias de dicho proceso en la mayor parte de la población tanto del campo como de la ciudad han dejado profundas heridas muy difíciles hasta el momento de subsanar. Si bien es cierto que se afirma que la guerra interna en nuestro país a culminado y de que vivimos en un tiempo de paz, esto está lejos de poder ser considerado una realidad.
Las contradicciones sociales a lo largo de estos últimos años demuestran lo contrario. Si se toma  en consideración una frase del filosofo Tomas Hobbes de que “la guerra existe no solo cuando se está librando una batalla, sino cuando la batalla puede comenzar en cualquier momento” Es necesario considerar que la ausencia prolongada de enfrentamientos, puede en algún momento a raíz de las misma contradicciones sociales se retorne a una situación de genocidio  que no deseamos se suscite nunca más.

[1] Huertas Lorenzo. “Movimientos Sociales en Huamanga” En Revista Inkarri. N° 2 abril de 1981. UNMSM.
[2] Vega Juan José. “Uchuraccay, proceso al Perú”. En el diario La República de 6-03-1983
[3] Ver Bonilla Heraclio. Metafora y realidad de la Independencia del Perú. Lima 2001 IEP
[4] Fajardo Ramón. “Valores Tradicionales de la Universidad de Huamanga”. En la UNSCH 1677-1959 Ayacucho 1959 Ed. F .Gonzales V.
[5] Homenaje y Critica” Articulo publicado en el Libro Jubilar de Homenaje a la Fundación de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. 1977

[6] Gonzales Raúl. “Ayacucho por los caminos de Sendero”.  En Revista Quehacer N° 19 .octubre 1982. DESCO pág. 43
[7] Entrevista realizada Raúl Gonzales a  G. Lumbreras en  Revista Quehacer N°42. 1986. DESCO
[8] Luis Millones. “El informe de Millones sobre Sendero” publicado en Uchuraccay el rostro de la Barbarie compilación hecha  por Juan Cristóbal. Editorial San Marcos. Lima. 2003.pag 174
[9] Ver Aracelio Castillo Cruz, Octavio S. Espinoza y Félix Valencia Quintanilla “Reforma Agraria por vía Campesina. Pomacocha y Caccamarca” Ediciones Populares. Lima Perú.1981
[10] Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (1977) Libro jubilar en homenaje al  tricentenario de su fundación, Ayacucho.
[11] Valentín Paniagua Participación en el conversatorio “propuestas para una nueva ley universitaria” organizado por la Universidad Nacional Agraria La Molina  por encargo de la ANR del 23 al 25 de febrero de 1994.
[12]  En esta reunión se trataron temas referidos a  la situación de  la Universidad en el país y la autonomía universitaria, Sesión del CIU del 3 de agosto de 1965. Libro de Actas del  CIU. Tomo I años 1961-1966
[13] Sesión del CIU del 3 de agosto de 1965.
[14] Diario Expreso de 27-12-1967
[15] Diario La Crónica  “universitarios toman u de Ica : protestan contra Rector Garayar” del 16-12-1967
[16]  Diario La Crónica “Barricadas y fuego en las calles de Arequipa en violentos disturbios estudiantiles ayer”  de 21 -12-1967
[17] Diario Expreso del 15-12-1967
[18] Sesión del CIU del 28-03-1967
[19] La Prensa.  “Los alumnos de Económicas en Arequipa siguen ocupando viejo Local de la Ude 14-05-1968
[20] Diario La CrónicaPolicía impidió que alumnos de la UPCT tomaran local” de  fecha 07-03-1968
[21] Diario La Crónica  “Dinero para el comedor emplean estudiantes rojos en propaganda” de fecha 17-02-1968
[22] El Correo. “ Vice Rector Acusa a la FUSM : “Despilfarran dinero del comedor” de 1 de marzo de 1968
[23] Villagrasa Raimundo S.J. Recuerdos. Un testimonio personal sobre la Universidad del Pacífico. Universidad del Pacífico. Lima 1997 Pág.  53
[24] Última sesión celebrada por el CIU el 21 de febrero de 1969. Libro de Actas CIU 1967-1969. Tomo II
[25] Comunicación enviada por el Rector Jacobo Alcabes  al Presidente del CONUP. Of. s/n de fecha 5 de agosto de 1969
[26] Fue esposa de Antonio Díaz Martínez, agrónomo y profesor de la Universidad de Huamanga alto dirigente de Sendero Luminoso el que fue asesinado en el develamiento de un motín en un penal de Lima en 1986
[27] Cáceres, Eduardo. “De repente la misma cosa va ser” Reflexiones en torno a identidades, derechos y bienestar en el Perú contemporáneo. Ministerio Británico para el Desarrollo Internacional DFID y  APRODEH. 2003.Lima
[28] Oficio N ° 34 REC dirigido por el Rector de la Universidad de Huamanga al Presidente del CONUP fechado el  26 de enero de 1970
[29] Oficio S/N Dirigido por el Rector de la UNSCH a Werner Gorbitz Presidente del CONUP el 22 de julio de 1970.
[30] Informe de Evaluación sobre la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. Elaborado por Rafael Riofrío del Solar y Octavio Mejía Loayza. Diciembre de 1970
[31] Carta enviada por  Abelardo Ugarte Velasco, Rector de la Universidad del Cusco al Presidente del CONUP de fecha 14 de julio de 1970. 
[32] Resolución Rectoral N° 685-69 UNI. De 12 de diciembre de 1969 
[33] La honda crisis de la universidad peruana”. El Comercio del 14-04-1966
[34] Informe N° 066-71 OACU. CONUP de 17 -08-1971
[35]  Carta dirigida al CONUP de fecha  23-01-1974. Firmada por Juan Ricardo Javier Valenzuela ( Presidente del Comité de Defensa de los Intereses Estudiantiles), José Gutiérrez Vigo (Presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería de Minas), Aníbal Pérez Antonio (Secretario General del Centro Federado de Ingeniería) y por Hugo Solís Gonzales (Presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería Química)
[36] La Resolución fue firmada por Cesar Calderón de la Barca Director de la Tercera Región de Educación de fecha 14 de marzo de 1964.
[37] Resolución N° 7541-75 UNSCH de fecha 31 de marzo de 1975
[38] Resolución N° 7550-75 UNSCH de 4 de abril de 1975
[39] Carta dirigida al presidente del CONUP con fecha 20 de mayo de 1975
[40] Carta enviada por el Rector de la UNSCH al Director Ejecutivo del CONUP de 1  febrero de 1976
[41]  Las Resolución                es N° 8808 -76 UNSCH y N° 8809-76 UNSCH del 7y 8 de octubre de 1976 respectivamente determinaron la separación definitiva de ambos profesores.   
[42]   Gonzales, José. “la larga marcha de Abimael Guzmán. La Historia Mortal” en Revista Si N° 12 18 de mayo de 1987
[43] Manrique, Nelson. El tiempo del miedo
[44] Gorriti, Gustavo. “Sendero historia de la guerra milenaria en el Perú” Editorial Planeta Perú 2008 pag 120
[45] Lumbreras, Luis G. en entrevista realizada por Carlos Arroyo. En Encuentros. Historia y movimientos sociales en el Perú. Ediciones Memoria Angosta. 1989

1 comentario:

  1. Pero por qué no dices la verdad. Dí a tus lectores qué hicieron Virgilio Galdo Gutiérrez, Raúl Vivanco Santa Cruz, Fermín Rivera Pineda, Esaú Santillana Valencia, Víctor Zorrilla Aramburú, Justiniano Najarro Rúa...Fueron profesores inmorales, sin principios. sin ningún concepto de decencia.

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